INMIGRACIÓN CROATA A CHILE

Vida de la colonia y sus obras

Una vista panorámica, fruto de la experiencia personal

Algunas palabras de introducción

IVO BORIĆ

Antes de iniciar el tema referente a la inmigración croata a Chile, y presentar a la colonia que ellos formaron en dicho país, objetivo que persigue este trabajo, no está demás exponer las causas que determinaron esa emigración, y que fueron las mismas que determinaron la emigración de croatas a la Argentina, y el resto de Latinoamérica, a Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Europa occidental. Antes de hablar del efecto de la emigración, es necesario señalar sus causas. Es imprescindible aclarar por qué, de uno de los países más ricos de Centro-Europa, cuya población apenas si alcanza a 4.000.000 de habitantes, emigraron en los últimos 130 años más de 2.000.000 de hombres y mujeres.

Sería más absurdo creer que las oleadas emigratorias de croatas, especialmente aquellas oleadas de principio del siglo, y las que se produjeron al finalizar las dos Guerras Mundiales -cuando tenían carácter de verdaderos éxodos,- pudieron haber tenido por motivo periódicas explosiones del espíritu de aventuras. La avidez de conocer otros horizontes, o el espíritu de aventura si así se prefiere, pudo haber guiado los pasos de un Marco Polo, hijo de la isla croata de Korčula. El espíritu de aventuras pudo haber guiado los pasos de algunos viejo marinos de Dubrovnik (antigua República conocida también como Rausa y Ragusa), que desde la Edad Media tripulaban naves de esa bandera, en viaje a Italia, España e Inglaterra, donde eran bautizados con el nombre de su ciudad, su provincia, o su país (Raus, Ragusso, Dálmata, Croato), haciéndose de nuevo a la mar, rumbo al Nuevo Mundo, quedando así definitivamente cortados de su tronco nacional. (Según antiguos escritos de navegantes de Hvar, Omiš y Lošinj, aquellos nombres de neto origen croata, eran conocidos en América ya a comienzos del siglo XV, lo que hace pensar que algún Raus o Ragusso, o Dálmata o Croato pudieron haber sido tripulantes de carabelas de Colón). Si tal sucedió, siempre se trataba de casos aislados muy común. Lo que nada tiene de común es el éxodo de más de dos millones de seres en solo 130 años, cifra que representa más de un 20 por ciento del actual caudal demográfico de Croacia; porcentaje superado únicamente por Italia y España en el mismo período. Esto habla con claridad que el fenómeno tuvo otro origen, y fue sin duda alguna de carácter político.

De un país nacionalmente oprimido, con limitaciones de todo orden impuestas desde más allá de sus fronteras, sin perspectivas de un pronto cambio de tal condición, el hombre emigra, huye de él, muy a su pesar. Y en esas condiciones se vive en Croacia desde hace siglos. Después de la invasión otomana de Bosnia y partes de Dalmacia, numerosos croatas se refugiaron en Burgeland (Austria), en los Abruzos y Molise (Italia), y en la propia metrópoli otomana. Tres siglos después, debido a la cada vez más intolerable presión que ejercía sobre Croacia la Viena imperial, y a partir de 1918, a causa de una política de sometimiento y desnacionalización practicada en tierras croatas por los gobernantes de Belgrado, centenares de millares de croatas se vieron obligados a dejar su país natal. Y en esa verdadera fuga nada tuvo que ver un supuesto espíritu aventurero.

                             La fuente de datos en los que se basa esta nota

No es esta la primera vez que se hable sobre la emigración de croatas a Chile, sobre las colonias que surgieron en numerosos puntos de ese país, y sobre hechos y obras que protagonizaron. En años no muy recientes, fueron varios los trabajos publicados sobre el mismo tema. Pero algunos de los trabajos adolecían de una falta de enfoque general, reflejando solo parcialmente la vida y el desenvolvimiento de la colonia. Publicáronse también otros, más amplios, pero negativos y funestos, puesto que sus autores, además de pasar por alto importantes aconteceres, se «olvidaron» de registrar como croata a dicha colectividad, se «olvidaron» de llamar croatas a sus hombres representativos, y de considerar croatas a sus instituciones sociales, culturales y patrióticas. Por eso, para labrar esta nota, debióse recurrir a otras fuentes, pasando por alto los trabajos aludidos.

En contraposición de los casos citados, aquí se hablará de la colonia abarcando sus poco menos de cien años de vida. Se tomará como punto de partida el año 1864, en que se inició la inmigración de croatas a Chile, hasta 1956, año en que fueron reunidos los datos que aquí se presentan. Para su mejor entendimiento, la inmigración y el posterior desenvolvimiento de la colonia se dividen en cuatro períodos. El primero, de 1864 a 1890 corresponde al lapso inicial con una colonia poco numerosa. El segundo fue el de una inmigración masiva, interrumpida por el estallido de la Primera Guerra Mundial, es decir, de 1890 a 1914, años en los que la inmigración era masiva. Durante el tercer período, de 1920 a 1939, el ingreso de inmigrantes fue menor que en el anterior, y quedó interrumpido por el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. A la cuarta y última etapa le corresponden los años que corrieron de 1946 hasta 1956, durante la cual solo un reducido número de croatas se estableció en el país. Además de enfocar panorámicamente los cuatro períodos de inmigración, se presentarán hechos sobresalientes de la vida de la colectividad, y lo que ésta representó para Chile y para su propia patria.

Los datos obtenidos que aquí se ofrecen fueron reunidos en los años 1955-56 por este autor, cuando editaba en Santiago la revista «Jadran». Debido a aquella circunstancia visitó Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar, Quillota, San Antonio, Llolleo, Rancagua, Talca y otros puntos, donde se relacionó con descendientes de inmigrantes de la primera hora, y con algunos sobrevivientes del oleaje establecidos allí entre 1890 y 1914. Entre los primeros cabe mencionar a los hermanos Jordan, los hermanos Katunarić, los hermanos Rendić, la doctora Elena Ančić de Barrios, Carmen Ostojić, Radomiro Tomić y los hermanos Jorge y Víctor Matetić. Entre los mencionados en segundo lugar figuraban Nicolás Trevižan, Vicente Kusanović, Domingo Perić, Milivoj Paravić, Jorge Žmirak, Antonio Marušić, Antonio Mimica, Miguel Poklepovic y Jorge Petrinović. Lo que aquí se registra es, en su mayor parte, lo que ellos recordaron y relataron. Ciertos datos pudieron ser extraídos de unos pocos ejemplares de antiguos periódicos como «Sloboda» (La Libertad) y «Domovina» (La Patria), y también de tres Libros de Actas de sociedades ya desaparecidas, que algunos de los entrevistados aun conservaban.

Lo que se rescató en aquella oportunidad, y salvó de un posible olvido total, se hizo sobre el filo de la hora 24 de vida de la vieja colonia. Hoy sería poco menos que imposible intentar el rescate, puesto que los inmigrantes de los dos primeros períodos se han extinguido. Y sus nietos tal vez conserven, como único recuerdo de los pioneros de la colonia, algunas fotos de «abuelos con paisanos».

Ahora, al pasar al objetivo de la nota, se desea subrayar que esta no pretende ser una historia completa, cronológicamente tejida, del proceso inmigratorio, ni de la colonia. En primer lugar, porque las historias, aun tratándose de la correspondiente a una colectividad, no se escribe ni se sintetiza en un par de carillas; y, en segundo lugar, por el temor de que algunos hombres de real relieve, y hechos que pudieron haber protagonizado, no hayan sido rescatados. Existe el temor de que algo pudo haber quedado cubierto por el manto del olvido. Es que los croatas en Chile -lo mismo que en otras partes-, trabajaron, crearon, inventaron, pero, tal vez en muchos casos, no se preocuparon en registrar sus realizaciones y sus nombres. Y las obras quedaron, pero sus autores pasaron al anonimato. Posiblemente ellos ni imaginaron que con sus aportes al progreso de su nueva patria, prestaban a la vez incalculables servicios a su patria de origen. Ellos, -y no fueren los únicos-jamás pensaron que sus obras representaban para Croacia su mejor carta de crédito; que eran sus genuinos embajadores. Lo dicho aclara por qué la nota no pretende ser la historia de la colonia croata en Chile; es tan solo un manojo de datos que como tal se ofrece a aquellos que un día escribirán la historia de toda la Croacia emigrada.

                                      Los croatas en el norte de Chile

Los primeros emigrantes croatas que llegaron al norte de Chile fueron dos hermanos Buratović y dos hermanos Palaveršić, oriundos de la isla de Hvar, y ocurrió en 1864. Durante los primeros años residieron en Iquique, donde se dedicaron al comercio, para luego radicarse definitivamente en Antofagasta.

Nada se sabe respecto a posibles nuevos emigrantes durante los tres años siguientes. Pudo establecerse, en cambio que en 1868 arribaron a Iquique los hermanos Juan y Pedro Ivanović, nacidos en Sutivan, isla de Brač. Después de permanecer allí un corto tiempo, también los Ivanović se dirigieron a Antofagasta, en aquel tiempo solo una aldea, formada por grupos de viviendas de madera y otros materiales livianos. Como guiados por una firme convicción que aquélla llegaría a ser la zona de un gran futuro, los hermanos Ivanović fundaron en el poblado el primer comercio importante de ramos generales, y una empresa de construcción, que fue conocida durante mucho tiempo por el nombre de «Compañía Comercial y Constructora, Ivanovic y Cía.» Los primeros edificios levantados allí sobre bases de la concepción arquitectónica europea fueron obra de dicha empresa, y significó el primer paso en la transformación de la aldea en ciudad.

Entre 1868 y 1890 llegaron a Iquique y Antofagasta pequeños grupos de croatas, entre ellos Miguel Lopižić, Luis Moro, Remigio Gazzari, Jerónimo Janković, Antonio Vrsalović, Jorge Sabioncello, Pedro Marinković, Marcos Cicarelli, Juan Sargo, los hermanos Luis y Pablo Mitrović, los hermanos Lujak, los Stjepović, Lukšić, Lukinović, etc. Al año de haberse establecido en Antofagasta, Remigio Gazzari se destacaba como hombre emprendedor y talentoso, por lo que fue llamado a ocupar un alto cargo en la Administración de Ferrocarriles ingleses; mientras los Mitrović, Janković, Sabioncello, Lukšić y Vrsalović, apoyados por los hermanos Ivanović, por entonces dueños de la más activa y sólida empresa de todo el norte chileno, se iniciaban en comercio y pequeña industria.

Hasta el año 1889, la explotación de salitre, presente por doquier en las pampas antofagastinas, iquiqueñas y en el desierto de Atacama, no se efectuaba en gran escala. Luego de explorar extensas zonas, algunos inmigrantes croatas se dispusieron al impulsar esa explotación, con métodos rudimentarios. El primero entre ellos, que ya en 1886 había organizado su «oficina» (administración de la planta) en la pampa antofagastina fue Pedro Marinković y su empresa llevaba su propio nombre. Poco después se inician en esas mismas actividades, en Iquique, Stjepović y Kraljević, fundando «oficinas» «Diana» y «Constancia», respectivamente.

Como el salitre despertara cada vez mayor interés en el mercado internacional, en 1890 también los hermanos Luis y Pedro Mitrović se suman al grupo de empresarios salitreros. En contados años, los Mitrović llegaron a poseer una cadena de «oficinas», iniciando así su ascenso a la categoría de verdaderos magnates.

La veloz evolución y prosperidad de empresarios, nombrados, indujo a nuevos compatriotas a dedicarse a las mismas actividades; y pronto, un apreciable número de ellos ocupaba posiciones jamás soñadas. Entre éstas cabe mencionar a Remigio Gazzari, los hermanos Buratović, Luis Moro, Pedro Pavičić, Juan Sargo, Pedro y Pablo Vodnica, Marcos Cicarelli, los hermanos Banić, Lonza y Martinović. En aquellos años la colonia croata de Antofagasta, en su conjunto, ya había conquistado una posición económica tan sólida, que su prosperidad llegó a reflejarse ampliamente en la ciudad. En efecto, hombres de la colonia fundaron la «Usina Eléctrica», y su director fue Luis Mitrović. Fundaron también al mismo tiempo la «Compañía de Teléfonos», que funcionó durante un largo tiempo bajo la dirección de Jerónimo Janković. Pocos años después la firma «Baburizza y Lagarique» construye el puerto de Antofagasta.

No sería justo dejar de mencionar que no todos los hombres de la colonia que participaron en la colosal empresa del salitre lograron convertirse en magnates; algunos solo fueron modestos tentadores de fortuna, mientras que un número de ellos, nunca conocido, dejó sus huesos en las pampas de Antofagasta, Iquique y Atacama. En relación a esto, y que representa una página dramática de la fiebre del salitre, Nicolás Trevižan, nacido en Bobovišće, isla de Brač, narró con detalles cómo «muchos paisanos» murieron sepultados por tempestades de arena, durante exploraciones de terrenos, o cuando llevaban abastecimientos, a lomo de mulas, a alejadas «oficinas». Relató también que, cuando vientos contrarios levantaban la arena acumulada, aparecían esqueletos de «paisanos» y de sus mulas.

                                             Pascual Baburizza Šoletić 

El hecho de que dentro de una nota, no suficientemente extensa, se dedique un espacio relativamente amplio a dos hombres surgidos de la colonia croata, obedece a dos razones. En primer lugar, porque, al haberse dedicado a diversas actividades empresarias y financieras, y por haber tomado parte activa en el quehacer social, cultural y patriótico de la colectividad, no resultaba difícil obtener datos sobre ellos; y en el segundo, porque, al presentar la obra por ellos realizada será más fácil comprender de lo llevado a cabo por la colectividad en su conjunto.

Pascual Baburizza Šoletić nació en la isla de Koločep, comuna de Dubrovnik, en 1875. Emigró a Chile en 1892, estableciéndose en Iquique, donde se empleó en la firma de su coterráneo Lujak. Joven dotado de talento, y de una iniciativa poco común a esa edad, pronto se destaca en dicha firma. En 1893 ya se independiza, fundando su propia empresa comercial. Poco tiempo después se une a Remigio Gazzari, y entre ambos organizan centros abastecedores de «oficinas» salitreras. Fue en su nueva empresa donde Baburizza pone de manifiesto más notoriamente su inteligencia y afán de progreso, con lo que se gana la confianza de connacionales y la buena voluntad de autoridades chilenas.

Antes del fin del siglo, cuando aun no había cumplido los veinticinco años, Baburizza inicia la compra de empresas salitreras; en otras ingresa en calidad de accionista. Así surgieron las firmas «Baburizza Lukinović y Cía.», «Baburizza, Cicarelli y Cía.» y «Baburizza, Bruna y Cía».

Algunos años más tarde, en 1913, con Francisco Petrinović, funda una nueva firma salitrera, con el nombre de «Baburizza, Petrinovic y Cía.». Fue en esa ocasión cuando se unieron por primera vez dos hombres de negocios croatas, complementándose y apoyándose mutuamente durante largos años, hasta el fallecimiento de Baburizza. En el mismo año 1913, las empresas salitreras de Baburizza, junto con las firmas «Marinkovic y Cía.», «Mitrovic y Cía.», «Juan Sargo y Cía.» y otras de menor volumen, llegaron a controlar el 63 por ciento de la explotación salitrera, y negocios anexos de salitre.

Antes de estallar la Primera Guerra Mundial las actividades de este magnate habían traspasado las fronteras de Chile. En numerosas ciudades y puertos de América y Europa, en Liverpool y Londres en primer lugar, funcionaban otras empresas o agencias de Baburizza.

En su ininterrumpido avance, el nivel más alto alcanzado por este hombre extraordinario prodújose entre los años 1920 y 1925, cuando totalizaban 23 sus plantas de salitre. En ese mismo tiempo era dueño también de emporios abastecedores de «oficinas» en general. Poseía maestranza, empresas industriales, diversas empresas de transportes, compañías de seguros. A su vez, era propietario de grandes edificios en Valparaíso, Santiago, Antofagasta e Iquique, y accionista de instituciones bancarias. Una importante finca en Valparaíso, y la «Hacienda Ñuble y Rupanco», esta última dedicada a la fabricación de quesos, fueron también propiedad suya.

Después del año 1920, al fundarse sociedades navieras en Split y Dubrovnik, Baburizza ingresa en dichas sociedades en calidad de uno de los accionistas más importantes. Años después, junto con Petrinović, intervino en la fusión de aquellas sociedades en «Compañía Atlántica de Navegación Ivo Račić S. A.». Algunos de sus contemporáneos en Santiago afirmaban que en un tiempo fue accionista de la empresa de su amigo y coterráneo, magnate naviero croata-argentino, Nicolás Mihanović.

Toda la fortuna de Baburizza nunca fue bien conocida. Unos pocos sobrevivientes, entre sus contemporáneos de Valparaíso y Santiago, afirmaban que dicha fortuna superaba los 1.000 millones de dólares. Respecto a bienes que manejaba se tejieron no pocas versiones; y una de ellas, que no pudo ser confirmada, sostenía que Baburizza fue el firmante del cheque con cifra más fabulosa de su tiempo contra una cuenta bancaria particular en un banco de Londres. El nombre del banco, y la cantidad girada no fue posible conocer. En 1956 ya no era fácil rescatar datos respecto a algo que habría sucedido treinta años antes.

Lo que antecede constituye al menos algunas facetas de la intensa vida de Pascual Baburizza como empresario y hombre de finanzas. Pero en el reverso de esa personalidad tan definida, y en abierto contraste para el concepto de muchos, había otra imagen, la imagen de un hombre tierno, comprensivo, de corazón abierto; la de un benefactor y filántropo; la de prototipo de dálmata.

Como hijo de la otrora libre República de Dubrovnik, fiel a sus más arraigadas tradiciones, Baburizza vivió y actuó siempre como un hombre libre, como demócrata, como un buen croata. Hombre de empresa, supo amasar riquezas, pero también supo realizar obras sociales y humanitarias en el medio en que se hallaba, y también en Croacia. A muchos de sus centenares de obreros y empleados, chilenos y croatas, ayudábales a superarse social y económicamente. Ayudaba monetariamente a las instituciones sociales, culturales y patrióticas croatas, formando parte, de alguna manera, de todas ellas.

Durante la Primera Guerra Mundial una y otra vez enviaba abultadas sumas de dinero a los croatas prisioneros de guerra, a través de la Cruz Roja; otras sumas, igualmente abultadas, donaba al fondo de propaganda aliada. Concluida aquella contienda, aunque no con resultados que él esperaba, pues, según lo expresara ante algunos de sus amigos, «se dejaron de un lado los 14 puntos del Presidente norteamericano Woodrow Wilson», Baburizza desborda su generosidad a favor de necesitados en Croacia. Su ayuda se materializa a través de las instituciones «Domus Cristi», «Blago Dilo», «Javna Dobrotvornost», «Dom Staraca» y «Dječje Zaklonište», todas en Croacia. Hace construir escuelas e iglesias, y funda el «Instituto Ruđer Bošković». Además, reiteradamente enviaba ayuda monetaria al fondo de «Hrvatski Radiša» (El Croata- Laborioso) de Zagreb, la más grande y benemérita institución en el país, a través de la cual aprendieron artes y oficios, y recibieron enseñanza secundaria muchas decenas de millares de jóvenes croatas.

Empero, ese hombre singular no fue menos generoso con su segunda patria, Chile. Donó allí a la comunidad su fundo en Los Andes, destinándole a una escuela agrícola, y dinero para su sostenimiento. En efecto, en el fundo fue levantado el «Instituto Agrícola Modelo Pascual Baburizza», que fue dirigido durante largo tiempo por el ex- gerente general de las firmas de Baburizza, Boško Babarović. Dejó su finca «Olivares» (hay Parque Salitre), en Valparaíso, a la comuna de dicha ciudad. En la finca había hecho plantar árboles nobles de lugares más remotos, figurando entre esos árboles un nogal, un olivo y una higuera, traídos expresamente desde Dalmacia. Donó dinero para la fundación del «Instituto para la Investigación de las Enfermedades de la Sangre», al que después de su muerte financiara su sobrino Juan Baburizza. Hizo entrega también a la ciudad de Valparaíso de su Galería de Cuadros, 99 obras en total, pintadas por cotizados maestros del siglo pasado y del presente. Dicha donación dio lugar a la fundación del Museo de Bellas Artes, de la calle Condell. Además, en no pocas ocasiones ayudaba económicamente a la fundación «Jadranska Vila» (Hada del Adriático), de Santiago.

En 1929 Baburizza se retiró del negocio de salitre, vendiendo todas sus empresas a la firma inglesa «Guggenheim». Poco después murió, dejando una trayectoria de hombre de bien, y quedando en paz con Dios, con el pueblo chileno y con los croatas.

                                   Francisco Petrinović Karlovac

Otro inmigrantes que en su época desempeñó un notable rol en la obra de progreso de Chile, fue Francisco Petrinović Karlovac, nacido el 13 de marzo de 1882, en Supetar, isla de Brač. En 1900, luego de finalizar sus estudios secundarios, y disconforme con la realidad en que se debatía su tierra natal, gobernada por los Habsburgos, emigró a Chile. Radicóse en Antofagasta, donde, durante un tiempo, fue empleado de la firma «Ivanovic Hnos. y Cía.». En 1906, se radica en Santiago, para fundar allí una empresa comercial e industrial. En 1913 ingreso en la firma salitrera «Baburizza, Bruna y Cía.», la que a partir de entonces es conocida por su nueva denominación, «Baburizza, Petrinovic y Cía.». Dieciséis años después, cuando se inició la venta de las grandes empresas salitreras, también ésta fue vendida a la firma inglesa «Guggenheim».

En el mismo año 1929, Petrinovic reestructura su firma comercial de Santiago, conocida a partir de entonces bajo el nombre de «Francisco Petrinovic y Cía.», en la que incluye negocios diversos, transportes marítimos, industrias y su «Hacienda Chacabuco», productora, envasadora y exportadora única de aceite de oliva chileno. Simultáneamente, organiza otra empresa en Londres, denominándola «Francisco Petrinovc y Cía. Limitada». También fue uno de los principales accionistas de «La Fabulosa Mines Co.», productora de estaño, con sede en La Paz, Bolivia.

Lo mismo que Baburizza, a quien le unían no solo asuntos de negocios sino, primordialmente, una sincera amistad, afecto y convicciones comunes, también Petrinovic aporta capitales a sociedades navieras surgidas en Split y Dubrovnik; que luego, como fuera dicho, se fusionan en la «Compañía Atlántica de Navegación Ivo Račić S. A.». Y en 1939 funda su propia empresa de navegación transoceánica.

No será difícil imaginar cuánta dedicación y cuán enormes sacrificios representaba para este hombre la atención de tan numerosos y variados negocios. Sin embargo, cometeríase un error si se creyera que dicha atención podía impedir vivir confundido con su colectividad, o formar parte de sus instituciones y ayudarlas económicamente. Supo él estar siempre en todas partes, y cumplir con todas sus obligaciones. Bregó incansablemente por la separación de Croacia del Imperio Austro-húngaro, y con más determinación durante la contienda de 1914. (Sobre la actitud asumida por Petrinović en aquellos años, que fuera cuestionada y polemizada en su tiempo, se hablara más adelante).

Francisco Petrinović amó entrañablemente a su isla, Brač, y a su provincia, Dalmacia, de la que decía era «un rincón del paraíso». Su amor él lo practicaba, a lo largo de su vida, y en primer lugar, prestando ayuda económica a su pueblo natal, Supetar, y a su isla, en forma directa, y apoyando instituciones culturales y caritartivas de Croacia toda. También, en repetidas ocasiones, enviaba importantes sumas de dinero a la institución «Hrvatski Radiša», de la capital croata.

A esta altura de la narración cabe admitir la posibilidad de que algunas interesantes facetas de la vida de Francisco Petrinović no fueron muy conocidas, razón demás para hablar de las conocidas. Se ha dicho más arriba cuánto ha amado este hombre a la tierra que lo vio nacer. Sí, la amó tanto que no concebía entregarse al último sueño en ningún otro lugar. Por eso, en la plenitud de su vida, diseñó con su propia mano, y luego hizo construir un monumental mausoleo en su pueblo natal, dejando a su familia un ruego supremo en el que pidió que, dondequiera se extinguiera su vida, sus restos fueran trasladados a ese mausoleo, al lado de sus padres. La conmovedora resolución es precisamente una de las facetas poco conocida de Petrinović. De la misma faceta habla también el propio mausoleo, del que, como fue dicho, él mismo fuera artífice intelectual. Lo construyó el escultor splitense Toma Rosandić, y era su obra maestra en su tipo. Las líneas arquitectónicas del mausoleo, sus ornamentos y símbolos, su portal de bronce en el que, en altos relieves, es presentada la eterna lucha entre el bien y el mal, con el triunfo del bien, más otros detalles que armonizan con el conjunto, constituyen un himno sublime de devoción, de recogimiento, plegaria, piedad y amor; amor a lo eterno, amor a sus padres, amor a su patria. Y en ello precisamente ha quedado reflejada la vida, la verdadera vida de Francisco Petrinović.

A fin de conocer algo más sobre esta interesante figura, este autor, entre otros, preguntóle en una ocasión a su hermano Jorge, cómo era, cómo pensaba y qué se sentía Francisco. En su respuesta quedó todo definido. «No puede negarse que Francisco fue un hombre de empresa, un hombre de finanzas, un caballero de los solares de Nueva York y Londres. Pero su verdadera esencia fue otra. Era un hijo cariñoso, un padre y esposo tierno, un buen hermano, un amigo leal. Era piadoso y creyente. Se sentía un hombre libre, un demócrata. Se sentía también un «veliki» (gran) supetrense, un «veliki» Brachense, un «veliki» Dálmata, un «veliki» Croata, y tanto se sentía croata que a su hijo, nacido en Inglaterra, lo bautizó con el nombre de Ivo. Y todas esas cualidades armonizaban en él» .Luego añadió: «Si después de tantos «veliki» aun ha quedado algo, que con ese «algo» se quedan los que se lo disputan». En los mismos términos, respecto a la personalidad de Petrinović, se expresaba el doctor Ilić, su ex apoderado en Split, refugiado en Chile después de la última contienda.

Hubo también otros croatas quienes, con su trabajo y sacrificio fueron la fuerza motriz del milagro del norte chileno, y que prestaron innegables servicios a su tierra natal. Entre los muchos que fueron, cabe mencionar a los Buratović, Palaveršić, Ivanović, Gazzari, Lukinović, Marinković, Lujak, Mitrović, Sargo (el benefactor de Milna). Cada uno de ellos se hizo merecedor de largos capítulos en esta nota, pero faltaron datos para ello. Es que en 1956 había quedado atrás la hora 24 en la vida de la vieja colonia. No obstante, como una sincera expresión de gratitud hacia ellos, y hacia aquellos quienes ni sus nombres dejaron, lo menos que puede hacerse es reconocer que, de alguna manera, posibilitaron el surgimiento de aquellos dos gigantes de la Croacia emigrada: Pascual Baburizza y Francisco Petrinović.

Reflexiones sobre algunos hechos políticos, ocurridos en 1916, en los que Petrinović debió jugar un papel protagónico

Sin que ello represente una desviación en el tema que hasta aquí se sigue antes de proseguir es necesario hacer algunas reflexiones sobre ciertos hechos ocurridos en la colonia croata de Chile a mediados de la Primera Guerra Mundial. Como se sabe los hombres de la colonia procedían todos de Dalmacia, del Litoral Croata y, en número no elevado, de Istria. Por lo tanto, todos eran croatas, y sería monstruoso, ponerlo en duda. Pero dichas provincias croatas -verdaderos almácigos de emigrantes- por espacio de varios siglos, permanecieron sometidas y formaban parte de Austro-Hungría. En consecuencia, la colonia croata en Chile oficialmente era considerada austro-húngara. Al estallar la guerra de 1914, presentósele a la colonias a sus hombres de empresa en primer lugar, una situación imprevisible. Por considerarlas propiedad de ciudadanos de un país enemigo, sus empresas de salitre, y otras del resto de Chile, era registrada por los Aliados en su «Lista Negra».

Frente a la nueva situación, aquellos empresarios, con Baburizza y Petrinović a la cabeza, apelaron a todos los recursos posibles para que se los excluyera de aquella Lista, pues les amenazaba una ruina total. Es que su mejor mercado eran precisamente los países constituídos en Aliados, y estos se les cerraban sin contenplación alguna.

A todo esto, ya en los comienzos de la guerra algunos emigrados y refugiados políticos croatas, eslovenos y serbios, residentes en París y Londres, con miembros del gobierno serbio en exilio, planificaban la organización de un movimiento pro unificación de eslovenos, croatas, montenegrinos, macedonios y serbios en un solo Estado. Como expresión inmediata de ese plan surge en la capital británica el llamado «Comité Yugoslavo», en cuyo programa de acción figura la realización de una intensa propaganda entre emigrados de nacionalidades arriba mencionadas a favor de la unificación de sus respectivas patrias. Figuraba también el reclutamiento de voluntarios que entrarían en acción en momento oportuno para ayudar a materializar aquel objetivo. En lo básico, en esto consistía la llamada «Idea Conductora» (Misao Vodilja) del «Comité Yugoslavo», en el que ingresaron, por iniciativa propia, los doctores Trumbić y Supilo, y el escultor Ivan Meštrović, croatas.

Conocedor de la existencia y de las aspiraciones del flamante organismo, en un todo coincidente con la línea política aliada de aquel momento; conocedor también de la angustiosa situación por la que atravesaban los empresarios de origen croata en Chile, debido a su inclusión en la «Lista Negra», un alto personaje de un país aliado, amigo de Petrinović, sugirióle a éste su adhesión, y la de sus compatriotas empresarios al «Comité Yugoslavo», como paso previo a la exclusión de sus empresas de la «Lista Negra». La opción de aquellos empresarios, en especial los salitreros, consistía en adherirse al organismo surgido en Londres, o correr el riesgo de su quiebra. No quedaba margen para una tercera posición. Y Petrinović, y los demás empresarios, adhirieron. La concretización inmediata de dicha adhesión fue la fundación del «Comité de Defensa Nacional Yugoslava» (Jugoslavenska Narodna Obrana), con sede en Antofagasta.

En 1916 realizóse en Antofagasta un congreso de la «Jugoslavenska Narodna Obrana», convocado para hacer conocer a los delegados asistentes los alcances de la «Idea conductora», y determinar, a su vez, cuál habría de ser el camino que seguiría la colonia a partir de entonces. Según lo manifestara Jorge Petrinović en 1956, la mayoría de congresistas aceptó los términos de la «idea conductora»; no así, sin embargo, ciertos delegados encabezados por Milivoj Paravić, quienes estuvieron de acuerdo con los objetivos de la política de guerra aliada, especialmente con el punto que se refería a la liberación de pueblos oprimidos por Austro-Hungría, pero dejando puntualizado que ni Antofagasta, ni París, ni Londres eran lugares apropiados para tratar sobre el futuro de Croacia. Esta posición fue pasada por alto. A partir de entonces la colonia no solo quedaba adherida al «Comité Yugoslavo», sino que ayudó a sostenerlo con fuertes sumas de dinero. Después del congreso de Antofagasta las viejas instituciones croatas fueron desapareciendo. Hasta aquí el papel que le tocó desempeñar a Francisco Petrinović en un momento crucial para la vida de la colonia croata en Chile.

                                          La colonia en el sur de Chile

La llegada de los primeros inmigrantes croatas al sur de Chile tuvo lugar al promediar el siglo XIX. En ese tiempo el estrecho de Magallanes fue la única, vía de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico. Por esa vía, transportando producto y mercancías a Chile y Perú, surcaban veleros españoles, genoveses, triestinos, ingleses y, según afirmaciones de viejos navegantes, también los de Dubrovnik. Al llegar a Punta Arenas, posiblemente atraídos por el oro, cuya existencia en Magallanes no era desconocida por europeos, era inevitable que algunos tripulantes de veleros desembarcaran allí. Entre aquellos tripulantes casi siempre hubo croatas; lo que no resultará difícil explicar si se tiene en cuenta la secular tradición marítima croata, pues ya en los comienzos del siglo X Croacia fue una potencia marítima de primer orden. En consecuencia, los hombres de las costas de Dalmacia y del litoral croata todo, siempre eran atraídos por el mar.

El capitán Božo Bogunović, nacido en Baćina, distrito de Makarska, quien llegó al Río de la Plata en 1873, y murió en Buenos Aires cincuenta y cinco años después, afirmaba que marinos dálmatas, istrianos y litoraleños croatas, tripulantes de veleros de distintas banderas europeas, fueron los fundadores de pequeñas colonias croatas en la Argentina, Uruguay y Chile.

En la época señalada el territorio de Magallanes contaba solo con una escasa población, y Punta Arenas era un pequeño poblado. Por entonces las autoridades no oponían obstáculos al ingreso de extranjeros, y solo se llevaba sobre ellos un control rutinario. Pero debido a aquella falta de control siempre ha resultado difícil obtener datos respecto a los inmigiantes croatas, u otros, establecidos en el sur chileno en la primera hora.

Hilvanando relatos de viejos residentes, y de descendientes de aquellos que se establecieron allí en aquella primera hora, se llega a la conclusión que entre los primeros -posiblemente los primeros- inmigrantes llegados a Punta Arenas figuraba el piloto Pedro Zambelić y el capitán Mateo Paravić, el primero oriundo de las Bocas de Cattaro y el segundo del Litoral Croata. Y fue en 1870. En los años siguientes, nuevos tripulantes desembarcaron en aquel poblado, y se inició la inmigración propiamente dicha de familiares y coterráneos de los ya establecidos. Por encontrarse Punta Arenas en aquel entonces en un proceso de organización, algunos de los inmigrantes participaron desde el primer momento en ese proceso, interviniendo en obras de progreso y formando parte de instituciones locales. Tal era el caso, entre otros, de Simón Juan Paravić (sobrino de Mateo), Andrés Sviličić, Mateo Mihaić, Natalio Foretić, Pedro Zambelić, Esteban Buntjelić, Simón Pizzulić, Jorge Škarmeta, Tomislav Goić, los hermanos Radulović, los Kordić, Mišević y Radić.

El piloto Pedro Zambelić, después de efectuar peligrosas exploraciones, y realizar prolongados estudios, confecciona y luego entrega a las autoridades locales la hasta entonces más completa carta topográfica de Magallanes. Natalio Foretić inicia la construcción de los primeros edificios y viviendas que el proceso transformador de una aldea en ciudad reclamaba, figurando en primer lugar el edificio del «Banco de Tarapacá y Londres», la maestranza naval, el apostadero naval y la Administración del Puerto. Simultáneamente, junto a Simón Pizzulić organiza los primeros hornos de ladrillos; mientras que los hermanos Radulović se dedican a la búsqueda de oro.

En 1890 el número de croatas afincados en Punta Arenas se acercaba a 200, y algo menor era el del resto de Magallanes. Ese mismo año Pedro Zambelić había adquirido el cutter «Juanito», en el que transportaba mercaderías en general entre aquel estrecho y el puerto de Valparaíso. Su ejemplo lo sigue Esteban Buntjelić, con su cutter «Dalmacia», transportando carga general entre Punta Arenas y los canales sureños. Mateo Paravić, y su hermano Simón, con sus cutters «Bakar» y «Kvarner, realizan viajes regulares entre el sur de Chile y la Patagonia argentina. Por su parte, Andrés Sviličić, propietario de la goleta «Sara» y del cuter «Jadran» inagura su propia línea de transportes, entre Punta Arenas y los puertos intermedios hasta Valparaíso. A la misma ruta se incorporan Radulović y Mišević, con su goleta «Rosario», y los hermanos Kordić, con su cutter «Josefina». Si se tiene en cuenta la fragilidad de las embarcaciones utilizadas en esas travesías, en la mayoría de los casos impulsadas solo por velas, más la peligrosidad de los mares sureños, la intrepidez de aquellos marinos croatas es apenas creíble.

A fines de la década de 1890, el número de croatas establecidos en Punta Arenas y el resto del territorio de Magallanes era de cerca de los mil. Tal fue la cifra registrada por la «Sociedad Austriaca» (posteriormente denominada Sociedad Dálmata) de la nombrada ciudad. Los nombres de la mayor parte de establecidos en la misma década quedaron en el anonimato. De algunos, sin embargo, y debido a que se destacaron en el quehacer del territorio, no solo quedaron bien registrados sus nombres, sino que, a lo largo de varios decenios eran recordados con respeto y cariño por los pobladores. Se trata de Natalio Šimunović, Francisco Brzović, Gregorio Tomašević, Juan Depolo, Jorge Jordan, Vicente Kusanović, Antonio Tafra, Felipe Turina, Antonio Mimica, Jorge Žmirak, Antonio Marušić, Antonio Damjanović, Antonio Žgombić, los hermanos Bonačić-Dorić, los Domić, Goić, Borić, Katunarić, Mladineo, Perić y Pedro Hrdalo.

En efecto, los hermanos Bonačić-Dorić fueron los fundadores del primer astillero naval no solo de Punta Arenas sino de todo Magallanes, conocido con la denominación de «Astilleros Navales Bonacich Hnos. y Cía.», pioneros de la industria naval del sur chileno. Al geólogo Gregorio Tomašević le tocó ser descubridor de ricos yacimientos cupríferos en Cutter Cove. Andres Sviličić es nombrado miembro del Consejo Civil y Naval, y participa en el gobierno del territorio. Con su iniciativa se llevan a cabo importantes obras públicas. Pedro Hrdalo funda el primer periódico del territorio, «El Magallanes». Colaboraron en el mismo Jorge Jordan, Lucas Bonačić-Dorić y Juan Harašić. Además, a iniciativa de Jordan surge la «Sociedad de Bomberos Dalmacia», integrada en su totalidad por hombres de la colectividad, y sostenida por ésta.

A fines de la misma década de 1890 algunos miembros de la colectividad comenzaban a dedicarse a la cría de ganado lanar, actividad en la que veían un gran futuro. Convencidos, que todas aquellas iniciativas que se originaban en la colonia florecían y daban excelentes frutos, las autoridades del territorio facilitó tierras para ese fin a numerosos residentes. En contados años muchos croatas de Magallanes contaban con millares de cabezas de ganado. En cantidades cada vez mayores, carnes y lanas del sur chileno ganaban mercado en Europa, lo que representaba para Chile una importante fuente de ingresos. Entre los artífices del nuevo milagro socioeconómico cabe destacar a Francisco Brzović, Antonio Mimica, Felipe Turina, Natalio Šimunović, Jorge Žmirak, Antonio Tafra, Antonio Marušić, Jorge Jordan, los hermanos Katunarić, los hermanos Goić y Vicente Kusanović.

Vicente Kusanović, a poco de iniciarse como ganadero, vivió una experiencia que por muchos años recordaba todo Magallanes. En cierta ocasión se había desencadenado una de las frecuentes tormentas de viento y nieve sobre la zona donde se encontraba su ganado. Temió perderlo todo; pero no desesperó. Acompañado por dos coterráneos, desafiando al elemento, dirigióse a la zona castigada. Con manos semicongeladas arrancaban a los animales de la nieve, arrastrándolos luego a lugares protegidos por rocas y árboles. Alimentándose con el pan seco, tocino, aguardiente y nieve, trabajaron sin descanso durante siete días. Para no perecer congelados, las siete largas noches sureñas las pasaron entre ovejas. Fue así como Kusanović y sus dos acompañantes salvaron la mayor parte del ganado. Como habían transcurrido nueve días sin que regresaran ni dieran señales de vida, los amigos de Punta Arenas oficiaron una misa «por el eterno descanso de sus almas». Así, gracias a su esfuerzo de aquella larga jornada, pocos años después Kusanović llegó a contar con 25.000 ovejas.

A partir de 1900 ya era notable la presencia de inmigrantes croatas en todo el territorio sureño, y no hubo una sola actividad social, cultural o económica en las que ellos no estuvieran representados. Su fuerza numérica, por otra parte, aumentaba cada año, para alcanzar en 1914 la cifra de tres mil, residiendo en su mayor parte en Punta Arenas. Algunos ex- presidentes afirmaban que en esa época «una mitad de los habitantes de la ciudad hablaba el croata, y la otra mitad lo entendía». Por su parte, chilenos hijos de croatas, nacidos en Punta Arenas, y que en 1956 irían a Santiago, lo mismo que algunos otros chilenos que habían conocido dicha ciudad, entre estos el general Mario Bravo, coincidían en afirmar que difícilmente colonia extranjera alguna llegó a armonizar tanto con el elemento nativo como lo supo hacer la colonia croata.

Sin embargo, fuera de Chile, de todo esto muy poco se sabía en el mundo. Poco se sabía inclusive en países del continente. En efecto, en 1955 encontróse el que escribe, en un café de la calle Bandera, de Santiago, con dos periodistas que acababan de visitar aquella ciudad sureña. Como quien supiera demasiado, afirmaban que no era difícil advertir la obra transformadora realizada por la colectividad «Yugoslava». En sus libretas de anotaciones tenían registradas obras que más les habían llamado la atención, y nombres de personas a las que esas obras se debían en realidad, pero que no eran registradas como croatas. Una verdadera ensalada. Como era natural se les advirtió que carecía de base y de seriedad todo lo anotado; que las realizaciones en el campo urbanístico, industrial, comercial, ganadero, naviero, cultural y tantos otros, eran debidas, en un alto porcentaje, a los integrantes de la colonia croata; que los Paravić, Žgombić, Jordan y Bonačić-Dorić, registrados en sus cuadernos con otra nacionalidad, eran todos croatas, y que, además, ello no era un secreto para ningún vecino de Punta Arenas.

No fue posible averiguar si aquellos dos periodistas publicaron lo que llevaban anotado. Si lo hicieron, y si convencieron, ello se pudo deber al menos en parte, a que los croatas no hicieron conocer la única verdad. Y es hora de hacerlo. El mundo debe conocer a la Croacia emigrada con la imagen hasta hoy casi ignorada; debe conocerla con la imagen de un ejército de paz, formado por más de 2.000.000 de sacrificados trabajadores, empresarios, industriales, inventores, científicos, profesionales, artistas y sabios; ejército que no hizo ni hará conquistas que nada destruyó ni destruirá, sino,que ayudó a construir la grandeza de ese mismo mundo.

Referencias sobre la colonia del período 1920 a 1939. Algunos datos estadísticos

Después de 1920 un importante número de croatas residentes en el territorio de Magallanes desplazóse hacia distintos puntos del centro del país. Como consecuencia de los desplazamientos, más las bajas producidas por fallecimientos, en 1939 el número de afincados en dicho territorio había descendido en ese año a menos de 2.000, de los cuales más de una mitad vivía en Punta Arenas. El mismo fenómeno tuvo lugar en el norte, muy acentuadamente después de producidas las ventas de empresas salitreras. Por esta razón, las colonias de Iquique y Antofagasta, otrora muy numerosas, apenas si eran algo más que simbólicas. Pero al mismo tiempo, las migraciones aludidas, y la incorporación de 4.500 nuevos inmigrados, revitalizaron a las pequeñas colonias existentes en La Serena, Valparaíso, Llolleo, San Antonio, Valdivia y otros puntos, aumentando considerablemente a la más numerosa entre ellas, la de Santiago. Cabe señalar que durante los tres períodos inmigratorios, el tercero de los cuales terminaba precisamente en 1939, el total de ingresados se acercaba a 22.000. Pero a causa de bajas naturales producidas hasta entonces, debido también a que más de ochocientos de ellos había regresado a la tierra natal, y que unos 1.500 dejaron Chile para radicarse en la Argentina, Bolivia y Estados Unidos, el total de radicados en el año señalado no pasaba de 8.000.

A causa de la notable disminución de su fuerza numérica, al desgaste físico e intelectual de los hombres de la vieja colonia, y a ciertos hechos de carácter político que se sucedían en la patria, la vida social y cultural de la colonia apenas si era perceptible en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

                                     Vida social y cultural de la vieja colonia

La colonia croata en Chile, ya desde su fundación, no se destacó como una comunidad creativa tan solo en el terreno material; ella hizo innegables aportes al medio en que se desenvolvía también en el terreno social y cultural. Al mismo tiempo, destacábase sobresalientemente entre colonias hermanas, esparcidas por el mundo, en el quehacer patriótico.

En efecto, en 1896 fue fundada en Punta Arenas la «Sociedad Austriaca», como centro de reunión de la colectividad. En 1901, la nueva institución construye su sede social y el mausoleo. En 1900, a iniciativa de Simón Juan Paravić, Felipe Turina, Jorge Jordan, Jorge Žmirak, Antonio Perić y Lucas Bonačić-Dorić (autor del libro «Oro maldito»), fue organizada la «Sociedad Croata de Socorros Mutuos», cuya finalidad consistía en socorrer a enfermos y ayudar a menesterosos de la colectividad. En 1904 fue organizado el conjunto orquestal  de tamburitzas «Tomislav», siendo su director el profesor de música Juan Lokmer. Cooperaron con Lokmer el periodista Miroslav Tartaglia y el profesor Pedro Gašić. Casi simultáneamente fue organizado el grupo teatral croata, primero en su género en todo Magallanes, y también un coro polifónico. Las actuaciones de estos grupos artísticos representaban grandes sucesos, no solo entre los croatas residentes, sino también entre chilenos y extranjeros afincados en la ciudad.

En 1912, a iniciativa de hombres entusiastas y activos, como lo fueron Milivoj Paravić, Juan Pavlov, Juan Trutanić, Jorge Jordan, Juan Škarmeta, Lucas Njirić, Slavko Brnčić, Pedro Goić, Mladen Paravić, Pedro Eterović, Mateo Bencur, Lucas Bonačić-Dorić, Jorge Karmelić y otros más, fue fundada el Club Deportivo «Hrvatski Sokol» (El Halcón Croata). Los halcones, o «sokolinos» como se los prefería denominar, practicaban cultura física y deportes en general. También llevaban a cabo grandes concentraciones y desfiles, haciendo gala de sus vistosos uniformes; particularmente en ocasión de la fiesta patria chilena, y el día 30 de abril, en recordación de la decapitación, por parte de austríacos, de los patriotas croatas, Petar Zrinski y Krsto Frankopan.

En la misma ciudad de Punta Arenas, la colonia croata llegó a contar con su periodismo propio. En 1905 vio la luz el primer periodico croata en Punta Arenas denominado «Male Novine¨ (Pequeño Noticiario), a cargo del periodista Pedro Gašić. Le sigue en orden  cronológico «Domovina» (La Patria), que fundara en 1908 el periodista Miroslav Tartaglia, formando parte del cuerpo de colaboradores Lucas Bonačić-Dorić, el doctor Mateo Bencur, Jorge Jordan, Pedro Gašić, Juan Harašić y Pedro Marangunić. «Domovina» fue un órgano muy querido por la colonia, pues era un medio para cultivar la lengua materna, y mantener encendido el fuego del ideal patrio.

En medio de tan numerosa y activa colonia, en medio de tantas instituciones, no podía faltar la presencia de la mujer croata. En efecto, en 1914, a iniciativa de Josefina Mikuličić de Paravić y Apolonia Turina de Juričić, surgió en Punta Arenas la nueva institución Hrvatska Žena» (La mujer croata), que consistía en realizar periódicamente fiestas sociales. La labor principal de la patrióticas era llevar a cabo obras benéficas y enseñar el idioma croata a hijos de residentes. En 1917, con el propósito de reafirmar su carácter de institución patriótica, «Hrvatska Žena» adopta el nombre de la heroína nacional croata Katarina Zrinski.

También en el lejano norte la colonia desarrollaba actividades sociales, culturales y patrióticas. En 1894, los residentes en Antofagasta fundaban la «Sociedad Slava de Socorros Mutuos», que era apoyada por toda la colectividad. Además, en 1902, tres años antes de que ello se llevara a cabo en Punta Arenas, aparece en Antofagasta el periódico «Sloboda» (La Libertad), siendo su director Juan Krstulović. Doce años después vio la luz en la misma ciudad otro periódico, «Pokret» (El Movimiento), que editaba Mateo Škarnić. En 1916 fue organizada en la misma ciudad el Club Deportivo «Sokol» (Halcón), institución que atraía a jóvenes de origen croata, deseosos de practicar la cultura física.

La colonia croata supo en todo momento reconocer y agradecer al país y al medio ambiente en que se desenvolvía, la prosperidad que allí había logrado. Su reconocimiento y gratitud las pusieron de manifiesto los hombres de la colonia, contribuyendo grandemente al bien común de Iquique y Antofagasta. Participaron con su labor y monetariamente en el mejoramiento del aspecto urbano de las dos ciudades; financiaron la construcción de varias escuelas; construyeron y ornamentaron la plaza principal de Antofagasta, y en ambas ciudades fundaron y sostuvieron económicamente sendos cuerpos de bomberos, que en los dos lugares se denominaban «Sociedad de Bomberos Dalmacia».

                      La imagen de la colonia entre los años 1946 1956

Entre 1946 y 1956 no hubo una gran emigración de croatas hacia Chile, y los grupos no muy numerosos que ingresaron procedían de campamentos de refugiados de Austria, Alemania e Italia. Los nuevos emigrados, por su reducido número, no representaba, de modo alguno, un aumento notable en las familias de la colonia, pues, por causas naturales su número seguía disminuyendo. Así, en 1956, el total de residentes croatas en todo Chile era calculado en 6.000, y estos fueron fundiéndose en la sociedad chilena, destino final de toda inmigración. Ese mismo año 1956 continuaban desarrollando sus actividades, en forma no muy dinámica, la institución «Jadranska Vila», el «Club Yugoslavo», y el «Club Croata», y se editaba la revista ilustrada «Jadran», en los cuatro casos en Santiago. En el campo cultural la colonia fue bien representada por los profesores universitarios Fertilio, Rebune y Weissenberger.

Sin embargo,, fue precisamente en esos años cuando mejor se apreciaba el fruto de los cien años de trabajo y sacrificio de los hombres de la vieja colonia. A lo largo de 4.000 kilómetros de extensión que tiene Chile, en todas las ciudades, y en los campos, era posible contemplar ese fruto. En manos, no ya tanto de inmigrantes, cuanto en las de sus hijos, florecían centenares de industrias, grandes y pequeñas, comercios, empresas de transporte, sociedades financieras, compañías de seguros, industrias de la construcción, campos de ganado, viñedos, olivares, pesca y todas las demás actividades que hacen a la vida económica de un país.

Por último, el fruto más apreciado de un siglo de lucha y sacrificios de los hombres de la vieja colonia, y del que todos los croatas tienen motivo para enorgullecerse, son los hijos y nietos de aquellos lejanos marinos y ganaderos de Punta Arenas, y de pioneros de la industria salitrera del norte. Entre esos hijos surgieron centenares de profesionales, médicos, ingenieros, arquitectos, catedráticos, científicos, diplomáticos, músicos, artistas. periodistas, escritores, deportistas, hombres públicos y sacerdotes.

Monseñor Borić, obispo de Punta Arenas, es hijo de croatas. También es hijo de croata el internacionalmente valorado escritor Roque Esteban Scarpa, y lo son los periodistas Simón Eterović, Simón Stančić y Lenka Franulić (directora de «Ercilla»). Es hijo de croata Radomiro Tomić (ex- candidato a la presidencia de la nación), y es nieta de croata por parte materna, la cantante lírica señorita Barrios Ančić.

Hay una anécdota emotiva relacionada con esta cantante, anécdota que constituye la esencia misma del espíritu croatista de la colectividad. En los años 1948-52, esta destacada exponente del arte lírico chileno solía dar conciertos de temporada en Punta Arenas, en Valparaíso, Viña del Mar y en Santiago. Como un broche de oro de sus conciertos, previamente solicitada la venia del público asistente, entonaba el Himno Nacional Croata, «Lijepa Naša Domovino» (Hermosa Patria Nuestra). En una oportunidad manifestó a este autor que lo hacía en homenaje a su amadísimo abuelo Pedro, a los hombres de la colonia y a la tierra que diera a Chile hijos tan nobles.

¿Cabe agregar algo más? Está todo dicho.

Fuente: Studia Croatica, año 1978, vol. 70-71, pág. 141.

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Plaza Slava de Iquique

Con motivo de cumplirse el Primer Centenario de la Independencia de Chile, los inmigrantes croatas de Iquique, en agradecimiento hacia el país que los acogió, habilitaron
una plaza el 18 de septiembre de 1910, a la que se le denominó Plaza Slava.
El 26 de enero de 1913 tuvo lugar la solemne inauguración de la plaza con su monumento y diversas instalaciones. La entrega fue efectuada por el señor Cónsul de Austria-Hungría don Juan Vodnizza, al Sr. Alcalde de la ciudad. La invitación a la ceremonia fue firmada además del cónsul por los señores Lujo Moro y Marko Cicarelli.
Fue erigido un monumento que consistió en una alta columna con adornos simbólicos. Fueron esculpidos en ella los escudos de Chile y del Reino de Croacia, Dalmacia y Eslavonia con la leyenda “Homenaje de la Colonia Slava de Tarapacá al Primer Centenario de la Independencia de Chile” 1810-1910.

El monumento lo construyó en 1912 Andrés Rožmanić Suzanić, nacido en Chile de padres croatas que habían emigrado de Mali Lošinj.

Esta plaza desapareció injusta y arbitariamente del Parque Balmaceda en 1965, su monumento fue derribado y se conservó solamente la placa de bronce de la base de su torre -la que fue recuperada desde los corrales municipales en 1987.

La colonia croata de Iquique decidió reconstruir la plaza, siendo reinaugurada en 2010 en el 200 aniversario de la independencia de Chile. A continuación, la alcaldesa de Iquique Myrta Dubost, en presencia de muchos ciudadanos, agradeció a los croatas por la contribución tan grande que hicieron a la ciudad, ya que la plaza formaba parte de la identidad de la ciudad. La reconstrucción de la plaza duró 12 años, y los gastos del proyecto se estiman en  2 millones de  dólares.

El empresario Hrvoj Ostojić, presidente del Club Croata, también ofreció su discurso en la inauguración. Ostojić fue muy persistente en conseguir una placa de piedra de las canteras de Pučišća, en la isla de Brač. Fue allí donde se diseñó la inscripción bilingüe. La placa fue transportada desde Zadar hasta Iquique en barco.

Durante la reconstrucción de la plaza se trató de hacer  todo exactamente  como  antes. Se puso el escudo y la placa antigua de cobre con el texto: La colonia eslava de Tarapacá – con motivo del primer siglo de la independencia de Chile.

A la fuente de la plaza antes venían patos. Ahora no vienen más, pero se han puesto esculturas de patos para devolverle el ambiente antiguo, tal como en su memoria conservan muchas generaciones de iquiqueños.

Plaza del Inmigrante Croata

Con motivo de la conmemoración del centenario de la inmigración yugoslava en Magallanes, se decidió erigir un monumento en Punta Arenas en honor a los inmigrantes eslavos arribados a la región. El encargado de esta obra fue el escultor Miodrag Živković. Los planos estáticos y de construcción fueron del doctor ingeniero y arquitecto Đorđe Zloković, junto con la colaboración del escultor Ladislav Fekete, quienes llegaron exclusivamente desde Yugoslavia llamados por Živković para concretar la realización de este monumento.  El año 1970 se terminó a construir el monumento que representa a la familia inmigrante en uno de los parques de la Avenida Presidente Manuel Bulnes, arteria principal de la ciudad de Punta Arenas.

La plaza fue bautizada como «Plaza del Inmigrante Yugoslavo», pero debido a los cambios políticos sucedidos en Yugoslavia la plaza fue rebautizada como «Plaza del Inmigrante Croata», esto debido a que la gran mayoría de los inmigrantes arribados a Magallanes fueron Croatas.

El monumento representa a la familia inmigrante, que en sus brazos sostiene al descendiente nacido en esta tierra. Detrás, el obelisco con tres puntas blancas que se proyecta hacia el cielo. A ambos lados se observan rostros humanos, que retratan a las distintas generaciones de los inmigrantes y descendientes, que con su fuerza y trabajo ayudaron a construir la región de Magallanes. El obelisco tiene una altura de catorce metros y cincuenta centímetros (14.50) de cemento blanco y piedra; las figuras miden tres metros y cincuenta centímetros de altura y son de bronce. El autor se refirió a esta escultura como: «Poesía de libertad y justicia, mostrando un pueblo indómito, que con su pujanza y laboriosidad abrió el camino a los que llegarán». 

En la misma plaza se encuentra un pequeño monolito que conmemora el aniversario de la Cuarta Compañía de Bomberos «Bomba Croata«, erigido en 1992.

El año 2000 la Sociedad Croata de Socorros Mutuos donó el Escudo Croata de 3 metros de altura a la Municipalidad de Punta Arenas, ésto con motivo de la conmemoración de los 100 años de esta institución.

Finalmente el año 2004, la ciudad de Split hizo la donación de un busto con la figura de Marko Marulić, padre de la literatura Croata. Fue donado el año en el que la ciudad de Split y Punta Arenas firmaron un acuerdo de relaciones bilaterales.

 

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Historia del Club Croata de Porvenir, Tierra del Fuego

La llegada de inmigrantes croatas a la isla de Tierra del Fuego surge como consecuencia del hallazgo de yacimientos de Oro que motivó a una gran cantidad de europeos a fines del Siglo XIX a asentarse en la zona. En 1894 es fundada la ciudad de Porvenir, siendo la mayoría de sus pobladores de origen croata. En efecto, el año 1913 de una totalidad de 300 habitantes, 232 eran inmigrantes croatas, principalmente provenientes de la comuna de Omiš, en la región de Dalmacia.

El 10 de Octubre de 1926, surge la idea de constituir un club social y mutualista entre un grupo de inmigrantes croatas avecindados en Porvenir. Así fue como fue fundado el Club Yugoslavo de Porvenir, cuyo primer directorio lo formaron las siguientes personas:

Leo Rismondo, Presidente; Esteban Kovačić, Vicepresidente; Tomas Radonić, Secretario;  Juan Kovačić, Pro-Secretario; Mauricio Mimica, Tesorero; Pedro Cvjetković, Pro-Tesorero, y Directores: don Mateo Kovačić, don Miguel Mimica, don Miguel Kovačić, don Mariano Mimica y don Esteban Rogošić.

La personería jurídica del Club Yugoslavo le fue otorgada con fecha 29 de Octubre de 1929.

Entre los años 1933-34, el Directorio del Club estuvo constituido por:

Presidente, Sr. Nicolas Laušić; Vice-Presidente, don Domingo Cvitanić; Secretario, don Carlos Mimica; Pro-Secretario, don Vicente Mimica; Tesorero, don Ivo Cvitanić; Pro-Tesorero, don Esteban Mimica; Directores: Esteban Kraljević, Juan Mimica, Juan Vučetić, Antonio Bonicioli, Felix Sapunar, Bibliotecario, Sr. Metod Mimica.

Desde el año 1926, la marcha ascendente de esta institución, que reúne en su seno a todos los inmigrantes croatas de la isla, ha abarcado aspectos de trascendencia societaria, manteniendo latente entre sus miembros un franco espíritu de unión y camaradería. Los estatutos que rigen a esta organización social fueron redactados e inspirados tomando como principio la difusión de la cultura espiritual en sus más variados aspectos y también, la práctica de la cultura física como un complemento a las bellezas del espíritu. En este sentido, la labor desarrollada por sus componentes, merece encomiásticos conceptos. Todos ellos colaboran indistintamente en las dos manifestaciones señaladas. Han fundado el Cuadro Artístico denominado: “Jugoslavenska Diletanska Omladina” (Cuadro Juvenil Artistico Yugoslavo) que continuamente ofrece no tan solo a los miembros de la institución, sino que también, a toda la población, hermosas veladas culturales y teatrales que dan margen a demostrar las cualidades artísticas de quienes actúan en él. En lo que se refire a la cultura fisica y su práctica, la efectúan los componentes del  „Deportivo Jadran“, dentro del mas alto espiritu de compañerismo, realizando torneos de competencia que constituyen una demostración clara del entusiasmo y condiciones físicas de los más jóvenes.

El Directorio del „Deportivo Jadran“ en 1934 era el siguiente:

Presidente honorario, don Mariano Mimica; Presidente efectivo, don Mauricio Mimica; Secretario, don Tomas Radonić; Directores los señores Esteban Mimica, Antonio Miličević, Carlos Mimica y Pedro Cvitanić.

Los socios fundadores del Club Yugoslavo, entre los cuales algunos figuran en el primer Directorio, son los siguientes: Leo Rismondo, Tomas Radonić, Pedro Cvjetković, Carlos Mauricio Mimica, Esteban Mimica, Juan Balić, Esteban Kovačić, Mauricio Mimica, Mariano Mimica, Mateo Kovačić, Santiago Milošević, Miguel Mimica C., Pedro Stanić, Vicente Stanić, Roko Carević, Eduardo Kovačić, Pedro Mimica, Juan Kovačić, Miguel Kovačić, Miguel Cvjetković, Andres Fiamengo, Juan Lozić, Miguel Mimica K., Juan Carević, Marcos Pavišić, Juan Eterović, Jeronimo Marinković, Miguel Anibalović, Pascual Brajević, Esteban Rogošić, Jorge Mimica, Antonio Čagljević, Antonio Balić, Natalio Tafra, Pedro Jutronić, Jorge Sapunar, Esteban Vičić  y Juan  Vičić. En total 20 socios organizadores y 46 socios fundadores, o sea 66 socios fundadores.

A partir de 1994, y como fue común para todas las instituciones en Chile formadas por inmigrantes croatas, el Club Yugoslavo cambió su denominación por la de Club Croata. En la actualidad es la sede principal de la comunidad croata de Porvenir. 1507875_612566208791464_535971528_n1656051_612566172124801_617236705_n

La Cuarta Compañía de Bomberos de Punta Arenas

185895_1004659448571_8852_nA principios del siglo XX, cuando Punta Arenas tenía 53 años de vida y poco a poco comenzaba a poblarse, surgió entre los inmigrantes croatas recién avecindados, la idea de crear una compañía de bomberos voluntarios como una forma de retribuir algo a esta tierra generosa que tan bien los había acogido.

La iniciativa hubo de tenerla Mihovil Kačić, en noviembre de 1901, quien para ello solicitó al directorio de la Sociedad Austríaca de Socorros Mutuos la autorización para realizar en el local social la reunión informativa del caso. Esta, en efecto, tuvo ocurrencia el día 19 de enero de 1902, con la asistencia de 29 inmigrantes, todos dálmatas. Allí se aprobó ampliamente la iniciativa de Kačić y se acordó citar a la sesión fundacional que fue fijada para el dia 6 del mismo mes. Con tal fecha y bajo el auspicio de la Sociedad Austríaca de Socorros Mutuos, se fundó la que se denominó “Austrijsko Dobrovoljno Vatrogasno Društvo Br. 4″ (Cuarta Compañía Austriaca de Bomberos Voluntarios), y cuyos primeros dirigentes fueron Mihovil Kačić, Lovro Miloš, Bartul Poduje, David Dragičević, Ivan Marović y Andrija Juričić.

Es evidente que el nombre elegido no debió ser de general aceptación, tanto que ya en abril, Andrija Juričić, a la sazón investido con el cargo de capitán, propuso en sesión del día 10 que el nombre institucional se mutara a “Slavjansko Dobrovoljno Vatrogasno Društvo” (Compañía Eslava de Bomberos Voluntarios). Sin embargo, como tal petición no concitó por entonces una aceptación unánime, fue desechada. Juričić, no obstante su fracaso, continuó empeñado en su propósito llevando adelante una campaña de convencimiento de carácter patriótico. En ese ambiente se realizó una nueva asamblea social el día 4 de mayo, ocasión en que y con general aceptación se adoptó la variante denominativa propuesta por el tenaz Andrija Juričić.
El adjetivo “eslavo”, no obstante su aceptación, satisfacía a medias el espíritu nacionalista de la mayoría de los voluntarios y su aceptación por entonces debía tomarse como una concesión hacia quienes podían molestarse con la denominación “croata” por el significado separatista del término, pues dentro de esta institución la mayoría de los miembros fundadores pertenecían a la Sociedad Austriaca, y por ende eran súbditos leales a la corona Austro-Húngara. A pesar de tal circunstancia, cabe consignar que desde un comienzo las actas sociales se llevaron en lengua croata y que el saludo adoptado era Bog i Hrvati (Dios y los Croatas). El 25 de octubre de 1903, la Cuarta Compañía de Bomberos, pasó a denominarse Hrvatsko Dobrovoljno Vatrogasno Društvo broj 4 (Cuarta Compañía Croata de Bomberos Voluntarios), sin eufemismos, como resultado de la efervescencia nacionalista croata. Con ello el espíritu nacionalista de los voluntarios pareció contentarse por entonces, y se inició sin mayores problemas internos una tranquila y firme evolución institucional. Se estableció como estandarte oficial el tricolor croata, en el cual descansaría un escudo que representaba a Dalmacia, Croacia y Eslavonia. El lema de la compañía fue Pomoz Bog (Que Dios nos ayude). El idioma croata fue utilizado hasta principios de siglo, siendo después reemplazado por el español

Con el nombre de «Cuarta Compañía Croata de Bomberos» se le conocería hasta 1920, fecha en la que por acuerdo unánime se reforman los estatutos y fue bautizada como Cuarta Compañía Yugoslava de Bomberos «Bomba Dalmacia», designación que se mantuvo hasta 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A partir de este año y con la formación de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, a la cual la república de Croacia pertenecía, la Compañía de Bomberos fue denominada «Bomba Yugoslava». Con este apelativo se le conocería por casi cinco décadas, hasta que el 6 de enero de 1994 se decidió mutar el nombre por el de «Bomba Croata», tras la independencia de Croacia.

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Destinada en sus inicios a ser una compañía de escala y rescate, se instalaron primeramente en calle Colón. A partir de 1953 ocupó su propio cuartel, ubicado en la ex sede del Cuartel General de Bomberos, para finalmente y gracias a una permuta, trasladarse al edificio donde funcionaba antiguamente la Cruz Roja, en calle O´Higgins.

Primer Directorio (1902):

Director: Mihovil Kačić
Capitán: Lovro Miloš
Teniente Primero: Bartul Poduje
Teniente Segundo: David Dragičević
Tesorero: Ivan Marović
Secretario: Andrija Juričić

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Su primer carro bomberil se componía de material adquirido a la 1° Compañía, consistente en un carro, escalas, hachas, ganchos y sogas. En 1905 se recibe material menor pedido directamente a Zagreb en Croacia. A partir del año siguiente, logran adquirir una escala móvil de 2 tramos que actualmente se exhibe en el Museo del Recuerdo del Instituto de la Patagonia. Paulatinamente se fueron modernizando, hasta adquirir en 1932 una escala magirus, gracias al apoyo del Cuerpo y la colonia croata de la época, la que prestó servicios hasta 1962. Actualmente cuenta con la unidad M-4, que es un escala mecánica de 30 metros.

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El 05 de Julio del 2014, se realizo la entrega oficial del nuevo carro portaescala y de rescate QR4, maquina fabricada en Estados Unidos con un motor diésel de 350 caballos de fuerza, carrocería de 3,4 metros de altura por 10 de largo, tracción 4×2, entre otras características.

Las ganas de crecer y de surgir han sido una constante en esta compañía; por eso el 15 de abril de 1981 se crea la Unidad de Rescate, con el fin de complementar la especialidad de hachas y escalas. Con el paso de los años este denominado “Grupo R” se ha especializado en rescates en altura, espacios confinados y rescate vehicular.

El 1 de junio de 1993 se pone en servicio la Unidad Médica de la Bomba Croata, teniendo como principal objetivo resguardar las vidas de los voluntarios accidentados en los actos de servicio. Este grupo humano trabaja en el moderno carro ambulancia de rescate, que se encuentra dotado de sofisticados equipos y experimentados profesionales de la salud.

La Navidad en la Isla de Brač

Volviendo al pasado, pero manteniéndonos siempre en el presente, recolectando discos antiguos y recogiendo narraciones de Pučišće, se puede decir con certeza que la Navidad en isla de Brač siempre ha sido la fiesta católica más alegre. A pesar de vivir sobre la piedra kárstica, luchando contra rocas, malezas y las cargas de la vida, la celebración del nacimiento de Jesús siempre ha sido un motivo de alegría y de buenos augurios para los isleños. Esta isla de picapedreros, pescadores y agricultores, ha sabido mantener las tradiciones navideñas a través del tiempo.

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Aquí voy a mencionar algunos de los datos más importantes de la celebración de Navidad en Dalmacia, centrándome en las tradiciones que aún se celebran en Pučišće, cuyas narraciones yo escribí cuando era estudiante universitaria.
Entre la multitud a menudo se escuchaba en la víspera de la fiesta de Santa Catalina (23 de noviembre): „Svieto Kote kićidon, do Božića misec don, od Božića osan don, po se kolendro“ (Es el día de Santa Catalina, para Navidad sólo falta un mes, y a partir de la Navidad, sólo ocho días para cantar villancicos).  Según la creencia popular, este es el comienzo del Adviento, y desde entonces se han prohibido las bodas. A partir de esta fecha se le da inicio al invierno y se despide al otoño: „Svieto Kote dili kapote“ (Santa Catalina reparte los abrigos).

El 4 de diciembre se celebra a Santa Barbara (Svieta Bara) por lo que siempre se dijo que cuando cayera algún trueno: „Svieto Bare pobaruj, svieti Miko pomiluj“ (Santa Barbara ayúdame, san Nicolás apiadate de mí). y „Kakovo je vrime na svietu Boru, tako će bit i na Božić“ (Así como fuere el tiempo para el día de Santa Barbara, así será también el tiempo para Navidad). Este día festivo da comienzo a la siembra del trigo navideño. Se puede considerar que los días de Santa Barbara y de San Nicolás darían el comienzo al ciclo de los festejos tradicionales navideños.

6 de diciembre o día de Santa Lucía (13 de diciembre)

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Regalar presentes a los niños para San Nicolás en nuestra tierra es una tradición cívica, pero hoy en día pasó a ser parte de lo tradicional, al igual de lo que se celebra para el día de Santa Lucía (Svieta Luce). Los regalos se suelen guardar en los calcetines o botitas. Los dálmatas y los brachenses siempre le pedían a San Nicolás (Svieti Nikola) por los marinos y los viajeros. A San Nicolás siempre lo acompañaba el travieso Krampus (similar a un demonio que castigaba a los niños malos).
El día de Santa Lucía (13 de diciembre) es conocido en toda Europa. En Dalmacia, y en la isla de Brač, esta bondadosa santa le da a los niños regalos, nueces, higos secos, dulces y naranjas. Según la leyenda de la santa, ésta habría sido ciega y vendría sentada encima de un burro. Los niños generalmente esperan a la santa en la entrada de sus casas con agua y pasto para su burro. Al llegar a las casas, Santa Lucia deja los regalos en los calcetines de los niños. Esta celebracion aún se realiza en Pučišće, causando gran alegria en los pequeños. Frente a la iglesia de Pučišće, para Santa Lucía, siempre se prendia una fogata, y alrededor de ella los niños saltaban a lo largo de la llamada continua de las campanas. Hoy en dia ha perdurado la tradición de reunirse en el mismo lugar sagrado, para degustar de los dulces tradicionales navideños.
El día de Santa Lucía es conocido como una fecha en el que se predice lo que sucederá el próximo año, sobre todo para los futuros matrimonios y para conocer las condiciones del tiempo venidero. Este es el último día del plazo para la siembra de trigo navideño que se debe cuidar hasta el día de Navidad, e íncluso, en algunas familias, hasta el día de reyes. El trigo se pone bajo el árbol o sobre la mesa, y en el medio se suele poner una vela o a veces manzanas. En la isla de Brač se solía decir: „Svieto Luce doj nan sunce“ (Santa Lucia dános el sol).
En toda Dalmacia, días antes de Navidad se levantaba un árbol para la noche buena (vieja tradición indoeuropea) que se quemaba en frente de la iglesia y en el hogar de la familia. Eran generalmante troncos o troncos de olivos o jazmínes, y tenían que ser suficientemente grandes como para que durasen hasta el día de reyes. Cuando sonaban las campanas de la iglesia con el Ave María, el anfitrión llevaba el árbol navideño a la casa. Este saludaba a todas las personas que miraban desde sus puertas diciendo: „Dobra večer i na dobro van duošla Badnja noć“ (Buenas noches y bienvenida sea la noche buena), a lo que ellos respondían: „Tako i tebi!“ (Para tí también). En el umbral se dejaba sembrado el trigo, y luego se quemaba el árbol. Entretanto se le iba rociando con agua bendita, y luego vino, aceite y trigo para que el próximo año hubiese buena cosecha. Al verter o esparcir el agua bendita se hacía la señal de la cruz, diciendo:„U ime Oca, Sina i Duha Svetoga, amen!“ (En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén) y para continuar: „Dao nam Bog obilato kruha, ulja i vina, živima zdravlje, a mrtvima pokoj (Dios nos ha dado abundante pan, aceite y vino, a los vivos salud y a los muertos descanzo).
La costumbre de llevar un árbol a la casa para Navidad se ha perdido en muchos lugares. En algunas partes de Dalmacia, el árbol fue reemplazado por la paja del trigo, que se extendía por el suelo, en el que se sentaba, gateaba, rezaba, y frecuentemente se dormía. En algunos lugares de Brač aún se conserva la tradición de encender un tronco de un árbol frente a una iglesia.
El día de Nochebuena y Navidad, todos los miembros de la familia estaban juntos y se suspendían las visitas, puesto que la Navidad es considerada una celebración familiar. Se acostumbraba a decir: “Da si, kume, dobar bi, za Božić biš doma bi!”(Compadre, si has sido bueno, estarás en casa para navidad). Después de la misa del gallo, que duraba varias horas (la tradición aún se conserva en muchos lugares de Brač), la gente se iba corriendo a sus casas. En la noche de Navidad a menudo se oían los disparos de rifles de caza, pues es considerada una tradición con el fin de ahuyentar a las fuerzas malignas. Después de la misa, todos se saludaban diciendo: “Na dobro van duošlo svieto porojienje” (bienvenido sea el recién nacido). El almuerzo de Navidad era muy abundante y no era ocasión en la que se lamentara gastar dinero. Se acostumbraba a decir: “Ni svaki dan Božić” (No todos los días es Navidad).
El 25 de Diciembre se acostumbraba a preparar platos de carne. En el segundo día los brachenses visitaban a sus amistades. Para la noche buena no se acostumbraba preparar platos muy abundantes. Hoy en día se suele preparar bacalao batido con papas, y los buñuelos de postre: “pršurate”, masa en forma de bolitas que se fríen en aceite. Hay muchas recetas de este postre, la versión tradicional más rápida y más simple, es la masa que se prepara con papas, añadiéndose varios sabores como cáscara de naranja, pasas de uva, brandy. Los brachenses siempre decían que los mendulati (tradicional turrón crocante) eran tradicionales para estas fiestas.
La tradición de adornar el árbol de Navidad llego desde las grandes ciudades durante el siglo XIX. El Árbol de Navidad se solía decorar con velas, cintas, manzanas, peras, nueces y avellanas. El verdor de la Navidad no adornaba solo a las puertas de los hogares, sino también la de los gallineros, los patios interiores, etc. Los pesebres son la representación visual del nacimiento de Cristo y en un principio se exponían únicamente en las iglesias. Hoy en día, los pesebres adornan los árboles de cada familia católica.
En esta última sección nos vamos a referir a las Kolenda (brindis), melodías que se suelen cantar en Navidad, San Esteban y el día de reyes. Son similares a los villancicos. Muchos brachenses me dicen que se solían cantar para Navidad y Año Nuevo rodeados por bandas o grupos de amigos. Durante la Guerra Patria de los 90, ésta tradición se había perdido, sin embargo, en la actualidad está comenzando a resurgir.

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En Pučišće se solía practicar esta tradición para Navidad , Año Nuevo, día de Reyes y San Esteban, pero sólo en aquellas casas donde alguien de la familia celebrara este onomástico . La costumbre era cantar para la Navidad – fecha en el que un grupo de cantantes de la noche de invierno llega a la puerta de sus amigos para cantar estas canciones. La tradición es no entrar a la casa hasta que uno de los miembros de la familia haya invitado a los cantantes a pasar hacia adentro. A los cantantes se les solía honrar con alimentos y bebidas. Las canciones que cantan suelen referirse a los dueños del hogar, deseándoles buena salud y alegría, para que pasaran unas fiestas alegres y tranquilas. Comienza la canción saludando al anfitrión del hogar, y a menudo se dirigen a él por su nombre (šjor Ive ,eviva, eviva … ) . Piden que les den de comer y beber, llamando a todos los santos para que los protejan. Muchas de las canciones todavía se cantan, incluso hay algunas que contienen palabras en italiano.
Después de Navidad se celebra a San Esteban o Sustipan (26 de diciembre), protector de los caballos, luego del día de San Juan. En toda Dalmacia era común barrer la casa durante ese día, ya que estaba prohibido hacerlo durante Navidad. El 28 de diciembre se celebraban a los niños, en memoria de aquellos niños inocentes que murieron por Jesús.
Silvestrovo ( 31 de diciembre) se celebra la noche previa al Año Nuevo. Se suele llamar también la víspera del Año Nuevo. El Año Nuevo en Dalmacia se suele llamar Mali Božić (Navidad chica), mientras que la Navidad se suele llamar Mlado lito (Año joven).

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El día de reyes (6 de enero) es el último día del ciclo navideño. También es llamado Vodokršće (día del agua bendita). Era tradición que con el agua bendita de la iglesia se bendeciera al pueblo y al campo, y también se le daba de beber a los animales de esta agua. Este es el día en el que se desarma el árbol de Navidad, dando comienzo a la tradición del carnaval o poklade.

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Se podrían describir y escribir muchas otras cosas, pero ningun texto puede abarcar por completo esta celebración.
Por eso, aprendan de lo mejor de sus abuelos y brinden con una copa de Prošek.

Na dobro van duošlo porojienje!

Zorana Martinić de Geržinić.

Goli Otok – La isla desnuda

En 1948, sólo tres años después de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial y en la víspera de la guerra fría, el mariscal Tito, el líder supremo de la República Popular Federativa de Yugoslavia tomó un fuerte giro político  alejandose del comunismo de línea dura, cortando sus lazos con Josef Stalin y la Unión Soviética y dio paso a su país a una era de apertura difernciandose del resto de los países comunistas que permanecían ocultos detrás de la cortina de hierro.

Liberal como era, el régimen comunista de Yugoslavia seguía siendo un régimen autoritario, y Goli Otok era su prisión más famosa, sin duda, el único y verdadero gulag (prisión para los que se oponían al comunismo de Tito). Este islote estéril, casi totalmente desprovisto de vegetación fue originalmente utilizado como prisión por las autoridades austro-húngaras durante la Primera Guerra Mundial como un lugar de internamiento de los prisioneros de guerra rusos.Los mismos edificios fueron utilizados por los austro-húngaros, luego por los nazis, y a continuación, por los comunistas como cárceles, quienes convirtieron a Goli Otok en una prisión de máxima seguridad. La mayoría de los presos eran comunistas stalinistas, personas que permanecieron leales a la Unión Soviética, intelectuales o cuasi-intelectuales, pero tambien criminales del Estado y delincuentes.

El objetivo declarado de la prisión era  el de una «corrección moral o re educación» de los presos, un proceso que tomó la forma de trabajos forzados en canteras, llevado a cabo en el duro clima de la isla rocosa, sin sombra en verano y bura (un gélido viento frío característico del Adriático) en invierno. Además de la tortura mental realizado por los guardias, así como la tortura física llevada a cabo en el campo.

La existencia de Goli Otok posiblemente descalificaría a Tito de cualquier esperanza seria de ganar el premio Nobel de la Paz a pesar de sus esfuerzos a través del movimiento de no alineación y numerosas misiones diplomáticas en todo el tercer mundo.

Con la muerte de Stalin las relaciones entre la URSS y Yugoslavia mejoraron. La prisión de Goli Otok fue transferida de la jurisdicción federal a los gobiernos locales de Croacia.La necesidad de una prisión especial para los disidentes políticos desaparecieron, sin embargo, las instalaciones se mantuvieron en uso como cárceles ordinarias. Finalmente Goli Otok cerró en 1988. Hoy en día, la memoria de Goli Otok permanece profundamente arraigada en la mente de las generaciones que crecieron en la Yugoslavia comunista.

La mayoría de los edificios de la isla están actualmente deteriorados. Una especial atención que merece el detalle para cualquier visitante son los numerosos muros propagandístas esparcidos en las paredes de los edificios.

Goli Otok nunca fue pensado como un campo de exterminio. La gran mayoría de los presos sobrevivieron. Muchos de los sobrevivientes se dedicaron a escribir las memorias sobre sus experiencias en la isla, y publicarlas tras la muerte de Tito. La historia de este campo de concentración comunista se hizo cada vez más popular en los años 1980 y 1990 cuando Yugoslavia se desmoronó.

La Masacre de Bleiburg

La Masacre de Bleiburg fue el mayor crimen cometido por la Yugoslavia de Josip Broz Tito en la Segunda Guerra Mundial. Fruto de aquel “Terror Rojo” que sacudía Europa en las etapas finales del conflicto.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en Yugoslavia se había vivido simultáneamente una cruel guerra civil. Por un lado estaban los unionistas yugoslavos, la mayoría de ideología comunista liderados por Tito, partidarios de unifircar todos los pueblos eslavos del sur en una única nación, Yugoslavia. Por otro lado estaban las naciones dentro de Yugoslavia que se habían independizado y no querían unirse, eran Croacia y Eslovenia. El Eje con tropas de Alemania, Italia, Bulgaria y Hungría habían sido partidarios de esta última opcion, mientras que la Unión Soviética y los Aliados de la primera.

Cuando la Segunda Guerra Mundial ya estaba más que perdida para el Eje y los yugoslavos reconquistaban el territorio perdido, todo el mundo en los Balcanes salió huyendo. Miles de soldados croatas de las milicias ustashas y domobrani eslovenos, iniciaron la retirada hacia los Alpes, justo por donde venían los Aliados, los cuales a diferencia de los comunistas cumplirían la Convención de Ginebra si se entregaban prisioneros. Así que rendirse a los Aliados no era mala opción.

Al tener lugar la Batalla de Poljana el 14 de Mayo de 1945, en el que varios miles de independientistas croatas cayeron prisioneros de los yugoslavos, se iniciaron las matanzas. En grandes fosas comunes miles de soldados alemanes junto a prisioneros eslovenos y croatas fueron fusilados. En el acto murieron unas 30.000 personas, aunque las cifras varían y no se tiene con certeza un número fijo. Ocurrió cerca de la frontera austríaca, pero también en esos días junto a la demarcación con Italia varios prisioneros italianos que se habían rendido fueron ejecutados.

La mayoría de los nacionalistas croatas, con algunos soldados alemanes y fascistas italianos, cruzaron la frontera con Austria y se rindieron al Octavo Ejército Británico entre el 15 y el 17 de Mayo de 1945. Más de 370.000 personas fueron alojadas en el campo de concentración de Klagenfurt. Cerca de 200.000 eran soldados croatas con 37 generales, 167 oficiales y 5.000 suboficiales. Había también 35.000 civiles, la mayoría mujeres y niños. Klagenfurt fue el campo mayoritario, aunque se albergaron otros croatas en Mannheim, Dachau, Platting y Deggendorff, además de diversos asentamientos en Carintia, el Valle de Drava y el Tirol Meridional, todos ellos custodiados por la 11ª División Blindada Británica.

Asombrosamente, el Primer Ministro Winston Churchill, en cuanto se enteró que los ejércitos croatas y eslovenos se habían rendido a sus tropas, ordenó que se los entregaran inmediatamente a los yugoslavos en la frontera, a pesar de que eso significase su exterminio. Así se produjo la masacre de Bleiburg.

Muchos croatas, según sabían los ingleses, se negarían a regresar en cuanto se enterasen de que iban a ser devueltos a Yugoslavia. Por eso se engañó a los generales croatas diciendo que se les invitaba a una conferencia sobre intendencia con los mandos británicos, a lo que accedieron gustosamente. Sin embargo cuando se presentaron en el sitio citado se los detuvo y deportó. Descabezados los mandos, se marchó a por los soldados. Tristemente muchos soldados croatas opusieron resistencia y decidieron enfrentarse desarmados a los soldados británicos, siendo ametrallados por estos últimos, otros por el contrario prefirieron suicidarse.

A partir del 20 de Mayo de 1945, todos los prisioneros croatas en Austria fueron entregados al Ejército Popular de Liberación Yugoslavo en la frontera. Desde el mismo momento en que cientos de miles cayeron en manos titistas, se fusiló a unos cuantos y a continuación empezó lo que se conoció como las “marchas de la muerte”. Sin comida, ni agua, ni descansos, se hizo caminar hasta la muerte a los reos, sometidos a palizas, humillaciones y torturas. Las familias que marchaban con los soldados prisioneros, también recibieron castigos, incluso hasta violaciones las mujeres.

Las mayores matanzas ocurrieron en la región de Bleiburg, de ahí el nombre “Masacre de Bleiburg”, pero lo cierto es que se efectuaron desde Austria hasta el Banato en Serbia. La mayoría de víctimas en torno a Bleiburg fueron de 16.000 personas. En la primera parada de la ruta mortal que pasaba por la localidad de Kocevje en Eslovenia, se masacró a 30.000 domobrani eslovenos. Lo peor llegó en la región de Tezna, donde se exterminó masivamente a 80.000 croatas, de los cuales 50.000 habían sido soldados del Ejército Nacional Croata, mientras que los otros 30.000 eran civiles con un gran porcentaje de mujeres. Otros 14.000 ustashas croatas de la Legión Negra fueron ejecutados en Maribor no mucho después. Alrededor de 30.000 croatas más se los ejecutó a mitad del recorrido. Terminando la ruta de la muerte que cruzaba Montenegro, varios miles de opositores al régimen de Tito fueron asesinados por el ejército yugoslavo. El tramo final fue Serbia y el Banato recién arrebatado a Rumanía.

Zagreb, capital de Croacia y sus alrededores contuvieron la mayor parte de las fosas comunes con 80.000 croatas y bosnios ejecutados. Las otras mayores fosas fueron Bleiburg y Maribor con 40.000 cada una, así como Kcevje con 30.000 o Huda Luknja con 25.000. El resto de fosas repartidas por el país albergaba entre los 8.000 y 1.000 muertos.

Fosas comunes:
Zagreb = 80.000
Bleiburg = 40.000
Maribor = 40.000
Kcevje = 30.000
Saint-Vid = 25.000
Huda Luknja = 16.000
Bjelovar = 8.000
Vrgin Most = 7.000
Kostenjevica = 7.000
Hrastkik = 7.000
Kravarski = 5.000
Backi Jara = 5.000
Nasice = 4.000
Sosice = 3.000
Lasko = 3.000
Kamnik = 3.000
Vrach = 2.500
Kranj = 2.500
Potudik = 2.000
Bezigrad = 2.000
Dubovac = 2.000
Cracano = 2.000
Patravski-Klostar = 2.000
Butmir-Kasindon = 2.000
Virovitica = 2.000
Reichelburg = 1.000

Hasta Julio de 1945, fueron asesinadas en la Masacre de Bleiburg unas 300.000 personas. La mayoría de víctimas eran croatas y eslovenos. Un menor grado de víctimas fueron alemanes e italianos, pero también algunos serbios chetniks pertenecientes a la milicia real opositora a Tito. Claramente Bleiburg fue un crimen de guerra y contra la Humanidad de la Yugoslavia de Tito, pero sobretodo el último precedente ante la guerra que sufriría la región de los Balcanes a finales del siglo XX.

Bibliografía:

Stéphane Courtois, El Libro Negro del Comunismo. “Capítulo 1. La Kommitern en acción”, Ediciones B (2010), p.-425-427
Joaquín Bochaca, Los Crímenes de los Buenos, Ediciones Sieghels (2009), p.350-352
Carlos Caballero Jurado, Comandos en el Cáucaso. “El Batallón III/Bergmann”, García Hispán Editor (1995), p.205-212

Etnografía y Folklore de Croacia

La etnografía y el folklore de los croatas, o sea sus artes populares, tradiciones, costumbres, bailes, cantos y música cobran especial interés por el hecho de haberse conservado excepcionalmente bien has-ta nuestros días. Esta riqueza etnográfica y folklórica es tanto más significativa cuanto que se trata de una nación europea que no se ha mantenido aislada de las influencias y corrientes de la civilización moderna. La preservación de las artes y tradiciones populares se debe, ante todo, a que el pueblo croata es apegado a Ia tierra y, hasta hace pocos años, era predominantemente campesino. A este patrimonio de un modo de vida rural, tradicionalista y conservador, y a la economía autóctona de las aldeas, donde cada cual fabricaba por sí mismo con los medios a su alcance cuanto necesitaba, se debe precisamente la riqueza etnográfica y folklórica de Croacia.

Hay que advertir, sin embargo, que en los últimos veinte años, Ia estructura social de los croatas ha experimentado profundos cambios. Resultan notorias las fuertes migraciones del campesinado hacia las zonas urbanas y el abandono del campo por la juventud. Esto ha debilitado al estamento agrícola, convirtiéndolo en una minoría y, por lo tanto, afectando negativamente la etnografía y el folklore.

La herencia etnográfica de los croatas proviene, en primer término, de su ascendencia eslava. En la migración hacia el sur desde sus tierras de origen situadas detrás de los montes Cárpatos, los croatas trajeron en el siglo VII las costumbres eslavas a las orillas del Adriático. Empero, al conquistar y colonizar el territorio de su nueva patria absorbieron muchos aspectos de la vida y la cultura de los habitantes originales: ilirios y celtas romanizados y restos de la población romana. A través del milenio subsiguiente de la historia croata se experimentaron nuevas influencias culturales, sumándose otros elementos a la mezcla etnográfica básica : los traídos por los turcos de Asia (turcos, árabes, persas), los balcánicos (valacos, montenegrinos, albaneses, serbios, macedonios, etc.), los centroeuropeos y los mediterráneos. Con el tiempo, la multitud de elementos culturales de diverso origen en unos casos se mezclaron y fueron completamente asimilados en el medio croata, y en otros quedaban ciertas particularidades locales.

Los etnógrafos acostumbran agrupar las diferentes provincias y regiones croatas en tres áreas etnográfico-culturales principales: panónica o plana (Alta Croacia, Eslavonia, Srijem, Banat, Bačka, Baranja y el área Subotica – Sombor en Voivodina); dinárica o montañesa (Krajina Croata, Bosnia – Herzegovina y la Dalmacia continental); y adriática o litoral (Istria, Kvarner, la Dalmacia costanera e Islas). Cada una de estas tres áreas se distinguen etnográficamente entre sí aun cuando sus habitantes sean todos igualmente croatas por su idioma, origen y conciencia nacional. Dichas áreas etnográfico-culturales son el resultado del desarrollo económico y social dentro de un medio geográfico particular y, a la vez relacionado con los territorios adyacentes.

Los trajes nacionales

Se entiende por trajes nacionales las vestimentas de características comunes llevadas por el pueblo en cierta región o área. En Croacia los trajes nacionales constituyen una de las mayores y más variadas expresiones del arte popular. Hasta tiempos recientes, los trajes nacionales se usaban en la vida diaria en todo el territorio étnico de los croatas. Hoy «…van desapareciendo rápidamente por no existir ya una producción a Ia usanza antigua, y en las condiciones actuales, tampoco puede haberla. Todo esto resulta cierto hablando en términos generales, porque existen regiones donde el traje nacional se usa diariamente inclusive hoy en día, si bien ello ocurre solamente en las más aisladas y apartadas áreas del país que tienen deficientes comunicaciones y en las cuales el cuadro etnográfico total ofrece características de atraso cultural» (31). En algunas regiones, esos trajes nacionales todavía se usan, aunque solamente en los dias de fiesta.

Los tipos básicos de trajes nacionales. al igual que todo otro material etnográifco, puede clasificarse en tres grupos de acuerdo con las características de las tres áreas etnográfico-culturales a las cuales pertenecen.

El área panónica o plana, donde predomina la agricultura intensiva (incluyendo, al lado de los granos, el lino y el cáñamo), se caracteriza por la abundancia de piezas de lino y algodón, blancas, amplias, frecuentemente fruncidas o plisadas y adornadas con tejido y bordado. Estos trajes son graciosos en la sencillez de su corte y por la amplitud de sus formas, con la costura corriendo en líneas rectas. Los pliegues y frunces tienen su origen en la necesidad de guardarlos en cofres y baúles, pero que se convirtieron después en una preocupación decorativa. Los hombres llevan una larga camisa (košulja) que cae libremente y cubre en parte un pantalón (gaće) de amplias perneras. Se tocan Ia cabeza con un casquete redondo de ala corta o con un gorro de piel. Las mujeres lucen un traje blanco que es un juego de frunces: falda, blusa de mangas voluminosas y un delantal. La parte blanca de la tela (platno) está adornada con bordados en colores de tonos vivos (destacándose el rojo) o en tonos menos fuertes y dominando los motivos florales o geométricos. El bellísimo vestido de las mujeres en Eslavonia Plana (Županja, Vinkovci), llamado zlatara, se destaca por su rico tejido de oro y seda mezclados. La antigua costumbre de que Ias mujeres casadas deben cubrir sus cabellos ha evolucionado con el uso de la populica, un pequeño gorro de encaje, peča, una chalina cuadrada llevada en forma triangular y con encaje, más varios tipos de pañuelos, chales y mantones. Tanto los hombres como las mujeres llevan encima de la camisa un chaleco sin mangas y una chaqueta o saco grueso de manga larga. Todavía se usan en varias partes tradicionales sandalias (opanci) muy elaboradas y semejantes a los zapatos, además de éstos y de altas botas, al igual que entre los húngaros.

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El área dinárica o montañesa se caracteriza por una economía predominante pastoral. En los trajes nacionales, de aspecto sobrio, hay muchas piezas de lana debido a la abundancia de esta materia prima, así como a los fuertes y crudos inviernos. Las mujeres la hilan en sus ruecas y la tejen a mano. Estos ropajes de lana conservan su color claro natural, o bien se tiñen de color oscuro. La pieza básica de la vestimenta femenina consiste en una larga túnica de color oscuro (en Dalmacia) o blanca (en Bosnia), cuya parte delantera y mangas aparecen a veces adornadas con bordados de colorido predominantemente rojo. Esta túnica continúa siendo la misma de los tiempos clásicos que dio origen a la vestimenta litúrgica conocida con el nombre de dalmática. Las mujeres llevan también magníficos delantales tejidos como tapices, adornados con motivos geométricos y guarnecidos con franjas. Por encima se ponen un paletó semicorto (zobun), sin mangas y sin cierre. En ciertas regiones los adornos incluyen hileras de monedas de oro o de plata. Los hombres llevan una camisa blanca de mangas abombadas, o anchas y abiertas. El pantalón es grueso y entallado, con perneras estrechas, generalmente oscuro y con un fondo a veces hueco y ancho. Va generalmente ceñido alrededor del talle por un cinturón ancho, rojo, rayado, o de cuero, cuyos pliegues sirven de bolsa para el dinero, tabaco, pipa o pistolas. Usan también los hombres zobun y un paletó con mangas, que en ciertas áreas aparecen realzados con decoraciones metálicas (toke o ilike). Estos adornos de origen medieval y guerrero, aumentan el peso de las ya pesadas vestimentas, dándoles un aspecto arcaico y caballeresco. Característico dentro de toda la región es un pequeño y redondo gorro (kapa, crvenkapa), de paño rojo. Solamente en Bosnia se usa, en vez de él, un fez rojo (entre los musulmanes) o negro (entre los católicos). Sin embargo, en muchas áreas el gorro rojo o el fez quedan disimulados bajo un turbante de lana (saruk) predominantemente rojo, pero también verde o blanco. Indudablemente, el fez y el turbante son vestigios de la influencia turca, mientras que el gorro rojo tiene orígenes probablemente más remotos. Las mujeres usan también en ciertas áreas de Dalmacia el gorro rojo, en tanto que en Bosnia se usa en unas áreas el gorro rojo y, en otras, el fez. Muchas veces van éstos cubiertos con pañuelos, con o sin franjas. Los opanci (candalias) están hechos de cuero semiprocesado y llevan un característico tejido delantero (prepletači).

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Vrlika

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En Bosnia se notan más los elementos orientales introducidos por Ios turcos, especialmente entre los habitantes de ciudades pequeñas. Los materiales son más finos que los usados por los campesinos, encontrándose frecuentemente piezas de algodón y seda. Las mujeres musulmanas y, a veces, las católicas llevan enormes pantalones abombachados de algodón negro (dimije), mientras que los hombres, además del ya mencionado fez, llevan el pantalón negro de ancho y abombado fondo (čakšire).

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Kupreš, Bosnia y Herzegovina

En el área adriática o litoral predomina la pesca y la navegación; e incluso la agricultura (viñas, olivos) se practica de un modo diferente que en las otras dos áreas etnográfico-culturales. Las influencias mediterráneas son aquí visibles en todas partes incluyendo la manera de vestir. Los trajes son más ligeros y los materiales más variados y refinados: suave lana, lino, seda y algodón. A pesar de la diversidad de Ias materias primas, tanto en las islas como en la costa dominan los trajes negros y sencillos para las mujeres y Ias jóvenes (Split, Trogir, Kaštela, islas de Hvar, Brač, Korčula). Aun cuando la tradición popular asevera que estos trajes negros se llevan en memoria de los extintos Frankopan (destacada familia croata de nobles y guerreros), lo más probable es que se deban a la influencia española sobre el modo de vestir europeo del siglo XVII. Sin embargo, se han conservado al lado de estos trajes negros y sobrios algunos vestidos típicos multicolores (Istria, islas de Susak, Krk y Pag). Los hombres usan cortes burgueses, con excepción del gorro rojo que sigue siendo en algunas áreas el único remanente del extinto traje típico.

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Isla de Rab

índice

Split

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Isla de Susak

Istria

Istria

En el sur de Dalmacia se funden los elementos dináricos con los litorales, resultando de ello esos bellísimos trajes nacionales de los alrededores de Dubrovnik (Ston, Konavle, Župa) y de Kotor. En Konavle el vestido blanco inmaculado de las mujeres va ceñido con cintas y el pequeño gorro rojo se sustituye des-pués de la boda por un almidonado y doblado pañuelo.

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Konavle

En todo el país, formando parte íntegra de la vestimenta, hay que mencionar una especie de mochila en bandolera (torba) dentro de la cual llevan los campesinos comida, tabaco, etc. Puede ser de cuero, de lana tejida como un tapiz, de lino, de cáñamo o de crin. También hay que mencionar un sobretodo de cuero (kožun) que se usa en algunas áreas como sustituto del pesado capote hecho de pelo de cabra.

Artes y artesanía manual

Las artes y artesanía manual de los croatas constituyen las creaciones de los campesinos mismos para su propio uso y de los artesanos aldeanos para el consumo popular. Ostentan características de una creación colectiva donde el creador particular sigue las tradiciones de la herencia artística, pero introduciendo nuevos elementos o modificando los heredados. Las comunidades campesinas preservan estos productos de arte y artesanía popular o los abandonan de acuerdo con las necesidades y de la predisposición psicológica dentro de una estructura particular económico-social (agrícola, pastoral, marina, semiurbana, etc.).

Las creaciones de artes plásticas son predominantemente planas y solamente en algunos casos acusan algún relieve profundo o son dimensionales (manumentos y lápidas de las tumbas, decoraciones de las edificaciones, formas humanas y animales en los instrumentos musicales, repostería). El arte plano es, más que todo, ornamental con motivos geométricos o figurativos, predominando entre estos últimos los motivos vegetales, muy geometrizados. Entre las escasasa muestras de arte plano y netamente figurativo hay que mencionar las pinturas sobre vidrio de Zagorje Croata, o el motivo de mezquitas, cipreses, etc. en el arte oriental de Bosnia. El arte croata ornamental geométrico y vegetal geometrizado es muy abundante y se encuentra en todas partes. Revela también una mayor antigüedad, habiendo florecido en Croacia durante los tiempos medievales (arte paleocroata, arte bogumil – patereno). Ricos y variados, los ornamentos croatas no constituyen solamente un medio decorativo sino una verdadera expresión artística.

Otra forma de dividir los productos de arte y artesanía manual es la de considerarles por el tipo de material en que están labrados: madera, cerámica, piedra, cuero, metal, textil; y aun por sus adornos como en la repostería y tatuajes. Los trajes nacionales y la arquitectura rural quedarían incluidos dentro de este grupo, pero los presentamos separadamente, por la importancia que cada uno tiene individualmente.

Madera. La elaboración de objetos de madera se halla muy difundida y desarrollada a causa de la abundancia y variedad de esa materia prima. De ella se hacen ruecas (preslice), vasos, cantimploras (čuture), diferentes cajas, instrumentos musicales de viento (flautas – frule, dvojnice) o de cuerda (tambure y gusle) husos, bobinas, palas de lavar, cofres y baúles para guardar ropa, y otros tantos utensilios, estuches, muebles y juguetes. Además del simple tallado con cuchillo, las decoraciones se ejecutan en grabado (paranje), ranurado (dubenje), cincelado (rovašenje), perforación (proboj), pirograbado (žeženje), coloreo (bojenje), puntado (punciranje) y la incrustación (sedef entre los musulmanes). Los motivos más frecuentes son líneas rectas, inclinadas o zigzagueantes en variadas combinaciones, rosetas, círculos sencillos y concéntricos, triángulos, ganchos, etc. Los cofres, baúles y arcas en el área etnográfica panónica son frecuentemente coloreados o cubiertos con bronce, mientras que los del área dinárica llevan tallados en relieve cipreses, líneas ondulantes o el árbol de la vida (de origen oriental). En el área panónica también se emplea madera tallada para decorar las casas y los galpones.

Cerámica. Entre los croatas la cerámica tiene gran difusión y data de orígenes antiquísimos. Con ella se produce recipientes de diferentes formas y con diversas finalidades, pero predominantemente para el uso en la cocina. Existen tres tipos básicos de productos cerámicos. El primero y más viejo es el de las áreas etnográficas dinárica y adriática, trabajado de una manera burda con torno manual; está hecho de tierra (arcilla impura), mezclada con caliza, cocida a llama viva, nunca barnizada, ennegrecida y utilizada como cacharros de cocina. Una cerámica totalmente distinta es la que se encuentra en el área panónica. No tiene tanta antigüedad, es más refinada, de pura arcilla, trabajada con torno de pedal, cuidadosamente decorada, coloreada y barnizada. La decoración consiste en sencillos motivos geométricos (líneas zigzagueantes y ondulantes, puntos, círculos, aspirales) o también en motivos figurativos, principalmente vegetales. Además de varios tipos de recipientes se hacen también en esta área otros objetos útiles o para juego. El tercer tipo es el de la Bosnia Central (Kiseljak), donde los bellísimos objetos blancos de forma y orígenes arábigo-islámicos son pintados con motivos igualmente orientales en marrón.

Calabazas. Una vez maduras, vaciadas y secadas, las calabazas sirven como utensilio doméstico. Originariamente, la decoración de las calabazas estaba restringida a una parte del área panónica (Eslavonia), pero en los últimos años se ha ido extendiendo también a otras zonas del país. Tales hermosas decoraciones son grabadas con un cuchillo especial y ennegrecidas o coloreadas mediante la aplicación de ácidos. Los motivos son vegetales (hojas de roble, bellotas y flores), geométricos (líneas, triángolos) o animales (liebres, peces y aves).

Textiles. Es sumamente vieja la tradición del tejido entre los croatas. Como se ha mencionado al describir los trajes nacionales, hasta hace poco se producía una rica variedad de telas que iban desde las finas se-das y lienzos de lino y de algodón hasta los pesados productos de lana y de pelo de cabra. Estos textiles domésticos (svila, platno, sukno, bel, čoja, kostrijet) se van extinguiendo al ser sustituidos por productos industriales. Lo único que persiste es el tejido de medias, pantuflas, chales, guantes, suéteres y gorros, más expuestos siempre a las influencias urbanas.

En contraste con la decadente elaboración de telas, se ha conservado todavía vigorosamente el tejido de tapices. Se usan más que todo en las paredes y sobre las camas en sustitución de las colchas, o bien, para cubrir asientos y cofres o arcones, Son de dos tipos: plano o de pelo.

Los telares son relativamente pequeños y por ello no es raro ver tapices constituidos por dos o más unidades con costura. Los tapices muy conocidos de Lika y Eslavonia son de pelo largo con grandes motivos geométricos, poco detalle y amplios trozos de colores lisos. Los más bellos ejemplares del otro tipo de tapices se tejen en Bosnia. Estos son de punto fino, pudiéndose ejecutar complejos dibujos geométricos (líneas zigzagueantes, motivos angulares, romboidales y escalonados) o de inspiración animal y vegetal, de origen oriental, también geometrizados.

Los bordados se ejecutan sobre varios tipos de telas (platno, sukno) o sobre seda (influencias orientales). Los objetos textiles con mas frecuencia bordados son los pañuelos, toallas y partes del traje nacional (mangas, pecho, cuellos, bordes) . Tanta en el área dinárica como en la panónica son muy bellos los que llevan motivos geométricos o geometrizados. Los hay también, sin embargo, vegetales (flores y hojas de Alta Croacia y Eslavonia) o algunos de origen turco-oriental (entre los musulmanes de Bosnia-Herzegovina). A veces, los bordados se hacen en tiras de teia que pueden coserse o descoserse cada vez que la pieza grande ha de ser lavada. Es frecuente igualmente el uso de cordones trenzados o decorados con cuero de varios colores.

Tanto en el tejido como en los bordados, los colores se combinan de acuerdo con el gusto tradicional, resultando conjuntos de armonioso colorido donde predomina el rojo. Todavía hay regiones que prefieren teñir los hilos de lana usando técnicas tradicionales, casi primitivas, en vez de usar colorantes químicos sintéticos. En tales casos la granza proporciona el rojo; la piel de cebolla, el amarillo; ciertas hierbas, eI verde; y Ias cáscaras de nuez verde, acidulada con coles agrias, el marrón y el negro.

El encaje está muy difundido en el área litoral adriática debiéndose en parte a las influencias mediterráneas. Entre ellos se d, stacan los encajes de la isla de Pag y de los alrededores de Dubrovnik. En Alta Croacia se usan en la elaboración de pequeños gorros femeninos (poculica), siendo el centro más importante Lepoglava. Tanto los primeros como los segundos prueban una gran virtuosidad técnica y sentido estético.

Hay que mencionar que en Croacia Ias artes populares del tejido, tapices, bordado y encaje son, como es de esperar, del dominio de la mujer. Las jóvenes campesinas pasan largas veladas invernales tejiendo o bordando las piezas de su ajuar, poniendo en ello gran cuidado y amor, ya que aquéllas van a ser adorno y orgullo de sus futuros hogares.

Piedra. Las áreas etnográfico-culturales dinárica y adriática se destacan por la abundancia de caliza, y una tradición secular ha contribuido al desarrollo de la artesanía del labrado en piedra. Es en las construcciones (casas, puentes, muros, puertos) y en trabajo decorativo (lápidas sepulcrales, portales) donde se destacan los labradores de piedra de Croacia.

Cuero. El decorado de varios tipos de abrigos de cuero (kožuh) es característico del área etnográfica panónica (Alta Croacia). Se debe en buena parte a la influencia húngara a juzgar por el predominante: el tulipán. Practicado en variados colores, se ejecuta aplicando, fijando y superponiendo diversos cortes de cuero con o sin los bordados de lana. En las regiones dinárica y adriática los objetos de cuero llevan poca o ninguna decoración, con excepción de Ios anchos cinturones que a veces ostentan incrustaciones metálicas.

Metal. En las prendas femeninas, en algunos trajes masculinos de la región dinárica (decoraciones metálicas, cinturones, etc.) y en el decorado de las armas es donde más se usa el metal. Resultan muy conocidos los hermosos trabajos a martillo realizados por artesanos bosníacos en metal (kujundžije), quienes trabajan en cobre, bronce y plata. Los productos son cajas, utensilios de cocina, bandejas, juegos de café, pequeños hogares metálicos (mangale) y fetiches (hamajlije). Los motivos y técnica son de origen turco-oriental y el centro principal es Sarajevo en Bosnia. El decorado es una combinación de grabado y cincelado. También son conocidos los productos de plata elaborado con la técnica de filigrana o de granulado en Dalmacia.

Huevos de Pascua y Repostería. En Croacia está muy difundida la costumbre de decorar huevos de Pascua (pisanice) con motivos geométricos o vegetales. Esta forma secundaria de arte popular tiene orígenes paleo-eslavos y era símbolo de purificación y fecundidad. Más tarde, en los tiempos medievales, se convirtió en una tradición de Pascua. Los colores vivos de la pintura vegetal se aplican por medio de diferentes técnicas. La más usada es la de los sucesivos baños. habiéndose trazado antes motivos decorativos sobre el huevo con cera. La pintura no se adhiere a los dibujos de cera, quedando bellísimos motivos predominantemente blancos sobre fondos de colores vivos. Otra técnica es la aplicación de ácido clorhídrico con un pincel sobre el huevo ya pintado de un color. Los huevos de Pascua croatas se parecen a los de ucranianos y polacos por las técnicas y motivos de decoración.

Es también interesante desde el punto de vista de las artes populares la preparación de bizcochos decorados (licitarije) de Alta Croacia con formas de muñecas, jinetes, corazones, etc. Los bizcochas son de diferentes colores con las decoraciones de azúcar, espejitos y motivos impresos. A juzgar por los motivos, se trataría de infuencias barrocas.

Tatuaje. Entre los croatas católicas de Bosnia se practica el tatuaje, especialmente entre las mujeres. Los motives son gaométricos, semejantes a los más antiguos decorados de huevos. Las más frecuentes son soles radiantes y numerosas cruces. La técnica consiste en preparar una mezcla de negro de humo con leche y miel, o simplemente usar la pólvora y luego aplicarla con una aguja sobre los dibujos marcados de antemano en la piel.

Arquitectura rural

Entendemos por arquitectura rural la construcción sin planos basada en la experiencia y conocimientos tradicionales. Este tipo de arquitectura se encuentra, más que todo, en el medio campesino. Las edificaciones son casas de habitación, establos, galpones, etcétera.

En el área panónica de Croacia las casas campesinas son de una sola planta baja (fuera de algunas excepciones hacia el oeste) y, por lo general, de tres a cuatro habitaciones. La construcción era hasta no hace muchos años generalmente de madera, de ladrillo secado al sol (ćerpić) y de adobe (naboj), estos dos últimos dentro de un esqueleto de madera. El techo era predominantemente de paja o de caña, pero se han ido reemplazando con tejas. Los hogares abiertos son ya muy raros. Los establos y galpones consisten frecuentemente en un esqueleto de madera que se completa luego con mimbre (pleteruša) o con tablas. Hay también construcciones hechas con troncos de árboles de igual diámetro o con mitades de aquéllos al cortarlos longitudinalmente (brvnare). Al lado de la casa de habitación principal se levanta a veces también otras más pequeñas para las demás familias que pertenecen a la comunidad multi-familiar (zadruga). Estas se llaman komore en Alta Croacia, o kiljeri en Eslavonia. Existe también una serie de edificaciones en despoblado para específicos fines agrícolas o ganadero (salaši y konaci en Podravina, stanovi en Eslavonia, klijeti en Alta Croacia, zemunice en Srijem).

En el área dinárica las casas campesinas se construyen de madera y de mimbre (brvnare y pleteruše) sobre una base de piedra o se construyen enteramente de piedra (hacia el oeste). Son por lo general de un solo piso, con un hogar abierto (ognjište) en el cuarto principal. Los techos tienen una acentuada inclinación a fin de evitar la acumulación de nieve; están hechos con pequeñas tablas de madera (šindra), y tienen, en vez de la chimenea, una abertura para el escape del humo del hogar. En regiones muy pobres las casas suelen ser de apenas dos habitaciones grandes (ognjenice, vatrenice) con el establo y el galpón unidos a la casa y bajo el mismo techo. Las edificaciones en despoblados que usan los pastores se llaman katuni y pojate y, para los fines agrícolas, bunje o poljarice.

En los pueblitos o ciudades de Bosnia, sobre todo entre la población musulmana, se ven con mucha frecuencia casas de tipo turco-oriental de dos pisos, el segundo de ellos con su característico saliente hacia fuera.

En el área adriática la totalidad de las casas y edificaciones son de piedra; están cubiertas con tejas o lozas de caliza, tienen hogares abiertos con un conducto para el humo (napa) y parrilla para asar el pescado (gradele). En los poblados y puertos pequeños del litoral las casas son de dos pisos; el cuarto de los aperos, despensa, etc., se halla en la planta baja y los cuartos de habitación y cocina están en el segundo piso. Tanto en la arquitectura como en la estrechez de las calles de esta área son claramente visibles las influencias mediterráneas.

Las costumbres y las tradiciones populares

Es tanta y tan variada la riqueza de las costumbres y tradiciones populares croatas que habremos de limitarnos exclusivamente a las más importantes y difundidas. Muchas de ellas arrancan de las creencias paganas paleoslavas y precristianas. Se circunscriben por consiguiente a ritos protectores contra las fuerzas mágicas o a creer en la influencia sobre los fenómenos naturales (aparición del sol, terminación de las sequías, abundancia de cosechas, de ganado y pesca). Algunas de estas prácticas paganas fueron luego aceptadas o toleradas por el cristianismo y, posteriormente, por el islam, modificando un tanto su interpretación y ciertos detalles a fin de evitar el contraste con la enseñanza religiosa. Aquí nos ocuparemos de estas costumbres, pero no de las de fuentes neta y exclusivamente eclesiásticas, ya que estas últimas no tienen tanto interés etnográfico y folklórico.

Las costumbres populares croatas pueden dividirse en

1) las anuales o periódicas, que tienen lugar en un día determinado, por lo general ligadas con la celebración del día de un santo;

2) las no periódicas, que no están ligadas a una fecha particular, como en ocasión de nacimientos, bodas, muertes o diferentes acontecimientos agrícolas;

y 3) los juegos caballerescos que pueden o no estar establecidos en una fecha, pero que se distinguen de las demás fiestas populares.

Costumbres anuales o periódicas. En primer término vienen las relacionadas con la Navidad (Božić); abarcan éstas desde el fin de noviembre hasta el Día de los Reyes e incluyen elementos del culto a los muertos y magias para la fertilidad agrícola. Los preparativos, para mencionar los más importantes, tienen que incluir un plato de trigo germinado (pšenica), las velas navideñas, un leño especialmente cortado o seleccionado (badnjak) que se coloca sobre el hogar (ognjište), matas verdes dentro o sobre la casa, paja o heno esparcido por la casa y pasteles o panes decorados.

Es obligatorio asistir a la misa de la Nochebuena (ponoćka) con antorchas y hacienda disparos de armas. En conexión con el primer huésped del día de Navidad (položaj, polaznik), hay una serie de rituales e interpretaciones mágicas interesantes. La comida del día de Navidad incluye lechón o cordero (zaoblica, pečenica, veselica), y se hace el pronóstico del año nuevo con el hueso omóplato. En varias regiones salen grupos de cantantes (koledari, betlehemari) que recorren las calles expresando sus felicitaciones con una melodía ante cada casa. En agradecimiento, se les obsequia con comida, bebidas y dinero. Entre las fórmulas de felicitaciones figura mirboženje en algunas regiones dináricas y en Žumberak. Fuera de las ciudades no se intercambian regalos de Navidad con excepción de frutas o nueces en hileras (grotulje) en las regiones sureñas). También se obsequia al manantial, el pozo de agua, a cambio de «buena suerte y salud», o a los animales domésticos, todo ello acompañado con las correspondientes fórmulas. En Dalmacia se prenden hogueras llamadas koleda (del latín calendae). El conocido arbolito de navidad aceptado ya en las ciudades, penetró también durante el siglo pasado en algunos hogares campesinos del norte de Croacia.

A las Navidades sigue por su importancia etnográfica, el Carnaval (Poklade). Como en tantos otros países en Croacia también la gente se disfraza (maškare) predominando los disfraces antropoides. Entre los varios personajes carnevalescos reales o irreales, y según la región, se destacan karneval, krnjo, (Dalmacija), pust (Istria, Kvarner), etc. Con la figura de paja y harapos que los representa, se improvisan el enjuiciamiento, a veces en versos, y luego la ejecución, consistente en ahogar o quemar a la triste figura. Son populares también las figuras čoroje (cuervo), vila (hada), tunca (bisonte) en Dubrovnik, did y baba (abuelo y abuela) en Istria, Kvarner, Lika y Dalmacija, zvončari y bušari (monstruos peludos) de Gorski Kotar, Eslavonia y Voivodina. Un grupo interesante, los orači (aradores), está compuesto por mujeres que tiran de un arado mientras que el resto siembra granos y cenizas.

En Bosnia y Herzegovina se hacen tatuajes (bocanje, sicanje) en ciertas fechas (San José, Semana Santa o San Juan). Los tatuajes predominan entre las mujeres, son más frecuentes entre los católicos y los musulmanes, y raros entre los ortodoxos.

Para el Domingo de Ramos se practica la decoración de los pozos de agua y se bendicen varias plantas o flores según la región.

Durante la Pascua, el acento recae en el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección y no en el Jueves y Viernes Santos. Por esos días se pintan y decoran los huevos de Pascua (pisanice), que se regalan o ganan en la prueba de su mayor dureza (tucanje). Se bendicen el fuego de Pascua. (uskrsni krijes, vazmeni oganj) y la cesta de comida que contiene huevos, pan, pasteles, queso recién hecho, cebolla verde y carnes. El lunes posterior al Domingo de Resurrección está muy difundido el juego con agua.

Para el día de San Jorge (Jurjevo, 23 de abril) los pastores adornan el ganado con coronas de flores primaverales a fin de ahuyentar a las brujas y las fuerzas demoníacas. Se realizan igualmente las rondas de San Jorge (jurjevski ophod) en las que un grupo de jóvenes (jurjaši, djurdjari) va de casa en casa entonando canciones alusivas. Uno o varios jóvenes del grupo se cubren con ramas verdes llamándose zeleni Juraj (Jorge verde). Otro aspecto interesante de este día lo constituyen las hogueras de San Jorge (jurjevski krijesovi) que se acompañan con ritos, cantos, magias y adivinanzas. Semejantes a las de San Jorge son en varias regiones las costumbres del primero de mayo o de los Santos Felipe y Jàcobo. Representa una excepción la costumbre de erigir el árbol de mayo (majus) que penetró en Croacia occidental desde Austria, Eslovenia, Bohemia y Hungría.

En el día de la Ascensión (Spasovo) se acostumbran las rondas llamadas križari (cruzados) en Eslavonia, Srijem y en partes de Dalmacia. Aparentemente de origen pastoral, esta costumbre es semejante a los otros tipos de rondas. Como característica, especial figura la cruz decorada con flores y que es llevada por la ronda.

En ocasión de Pentecostés (Duhovi, Trojaki, Rusalje) mencionaremos la costumbre de nombrar reinas o reyes (kraljice, kraljevi) en Eslavonia, Srijem, Baranja y entre los croatas del área Subotica-Sombor. Las jóvenes, adornadas con sombreros masculinos y espadas de madera al cinto, desfilan entonando canciones y efectuando diversas ceremonias. También en esta festividad, en algunas regiones se encienden hogueras (duhovski krijesovi).

Durante el verano, la principal fecha folklórica es San Juan (Ivanj dan, 24 de junio). La tradición secular en ese día se centra en las hogueras de San Juan (ivanjske vatre, krijesovi) practicadas en toda Croacia. El encendido de esas hogueras llamadas krijes, koleda, svitnjak, va acompañado de cantos, a veces de danzas y de saltos sabre el fuego. Además de las hogueras, en algunas regiones panónicas de Croacia se acostumbra también hacer una ronda cantada, llamada ladarice, en la que las palabras «lado» o «tío», dominan en los versos.

Costumbres no periódicas. Entre éstas predominan las mágicas (čaranje, vračanje, bajanje), que han perdido su significado y se conservan como reliquias o una mera persistencia de las viejas tradiciones, sin que los ejecutantes realmente crean en sus efectos. Suelen celebrarse en ocasión de nacimientos, bodas o muertes; en ciertas faenas agrícolas (arado, siembras, imploraciones de lluvias, siega) ; o en relación con la ganadería y la apicultura; e incluso con el amor. El ceremonial suele ir acompañado con palabras mágicas, fórmulas y encantamientos o con danzas, música y canto.

Para mencionar solamente algunas costumbres no periódicas nos referiremos al šišano kumstvo (el compadrazgo con el corte de pelo). Esta costumbre está generalizada en áreas religiosamente mezcladas, tales como Bosnia-Herzegovina. La finalidad originaria era la de pedir la salud del niño, pero después ha adquirido un significado social que permite el compadrazgo entre las familias de diferentes religiones y sin que envuelva en sí un acto religioso. Otra costumbre interesante es Dodole (también llamada prporuše, čarojice), en realidad una imploración de lluvias que se practica en varias partes del área panónica. Un muchacho cubierto con flores y ramas verdes va de casa en casa y es bañado con agua mientras el acompañamiento canta las imploraciones. En el área dinárica, las ceremonias en ocasión de las bodas abarcan desde ir todo el cortejo nupcial a caballo, hasta la costumbre de esconder a la novia, etcétera.

Consisten los Juegos Caballerescos en entrar en diferentes competencias de fuerza y habilidad, muy practicadas en el área etnográfica dinárica: el lanzamiento de piedras, los saltos, las carreras y rvanje (una especie de lucha libre).

Las justas de Alka (Sinjska alka) se corrían antiguamente en varias partes de la costa adriática croata, pero solamente se conservaron hasta nuestros días en Sinj (Dalmacia). Aquí se celebra como una gran fiesta conmemorando la victoria sobre los turcos en 1715. El Alka, o sea el juego de anillos, recuerda por su pintoresco ceremonial el palio de Siena. Es un torneo popular que se desarrolla en la llanura a la entrada de la ciudad. Ricamente ataviados a la manera de los antiguos caballeros croatas, los concurrentes (alkari) corren a caballo con largas lanzas tres veces un anillo (alka) suspendido sobre la pista, presentando un brillante espectáculo. La celebración de la victoria, que pertenece al caballero con el mayor número de puntos, se convierte en una verdadera manifestación nacional.

En la isla de Korčula y en la ciudad del mismo nombre tienen lugar cada año el 29 de julio, día de San Teodoro, los célebres juegos conocidos bajo el nombre de Moreška o Kumpanije. Dos grupos armados, los unos vestidos de rojo y con el rostro ennegrecido (los moros) y los otros vestidos de negro ejecutan nueve figuras de batalla. Detrás de las filas de los feroces extranjeros un moro tiene cautiva a una joven vestida de blanco, símbolo de la ciudad y prenda de la batalla que se va a librar. Al escoger cada guerrero a su adversario, la batalla se libra manteniendo la armonía del conjunto y a ritmo siempre más acelerado. Los moros por fin se rinden y libran a la joven cautiva, mientras que los vencedores celebran su triunfo con una danza.

El Alka de Sinj:

La Moreška:

Folklore musical

Para cantar, tocar música o bailar, el campesinado croata aprovecha cuanta ocasión se le presenta : las reuniones al aire libre, frente a las iglesias los domingos después de la misa, las fiestas religiosas, las ferias, las veladas, ciertas faenas agrícolas (los trabajos de campo, la siega, etc.), ciertos rituales y rondas (kolendari, betlehemari, jurjaši, kraljice, ljelje, križari, ladarice, procesija za križem), las bodas, etc. La música folklórica croata es muy variada y va desde los antiguos y monótonos cantos hasta las melodías ricas en matices y sutiles modulaciones que llegan hasta el cuarto de tono. Mientras en el área etnográfica panónica predominan los elementos propios de la música eslava, a veces vivaz y rebelde y a veces romántica, en el área dinárica el folklore musical es más sencillo y sobrio. En el litoral dálmata se perciben influencias mediterráneas y en Bosnia y Herzegovina influencias turco-orientales, respectivamente, dando como resultado bellas y muy románticas canciones dálmatas y sevdalinke bosniacas con sus modos específicos.

Ritual de Kraljice en Eslavonia:

Ladarice, fiesta de Pentacostes en Pokuplje:

Kolendanje (villancicos) en Dalmacia

Procesion del Via Crucis – Za križem de la isla de Hvar

Las melodías folklóricas croatas se dividen en tres estilos de acuerdo con las tonalidades: la G, la F’ y la Eb. El primero, en tonalidad de G, se distingue por su estabilidad melódica, por su comienzo y retomo a G final y el predominio de monofonía. Es de mayor extensión geográfica y se divide a la vez en seis subgrupos:

1) «Escala Istriana», semejante al modo frigio gregoriano con algunos tonos cambiados. Las canciones en escala cromática al igual que algunas rozgalice entran también en esta categoría.

2) Gange y rere, canciones de ámbito muy angosto, a veces heterofónicas (Zagora Dálmata y Herzegovina).

3) Canciones con un punto pedal (bourdon), o sea, donde una voz básica (alto o bajo) mantiene un tono a través del texto completo sobre el punto pedal. Son melodías muy viejas, de carácter recitativo con melismas y otros ornamentos celódicos basados en la expresión «oi» (ojkanje) (Dalmacia y Bosnia-Herzegovina).

4) Melodías cantadas al antiguo estilo eclesiástico, del modo dórico o eólico (esparcidas en Alta Croacia, Dalmacia y Eslavonia).

5) Canciones de tonalidad G mayor con las características del modo eólico y cantadas al unísono (Alta Croacia y Kordun).

6) Canciones monofónicas en la escala pentatónica anhemitónica (Alta Croacia).

El segundo estilo abarca las canciones en la tonalidad F, cuyas melodías pueden estar en F mayor o F menor y que tienen el tono final en G. Desde el punto de vista estético y psicológico, son sentimentales o de pesar, dan la impresión de no tener fin, reflejan con frecuencia profundas emociones, son de ritmo predominantemente libre y contienen melismas. Cantadas en grupo, la primera voz (la melodía) la lleva un cantante (hombre o mujer) mientras que el resto del grupo lleva la segunda «en bajo» (basiraju). Son frecuentes en Eslavonia, Srijem, Baranja, Bačka y Bosnia, y por su gran vitalidad, van penetrando rápidamente en otras áreas. Un subgrupo especial de este estilo es «la escala oriental» basada en un solo tetracordio oriental.

El tercer estilo incluye las canciones en la tonalidad de Eb. Son las canciones cuya tónica es Eb, la cuerda tónica es Eb, y el final es la G.

Su escala es la tercera mayor. Aparentemente, una buena parte de estas canciones pertenecían anteriormente al modo frigio, habiéndose convertido en la tonalidad Eb bajo la influencia de las terceras cantadas, o sea, agregando al soprano una segunda voz (el alto) cantada una terza más bajo. Pueden oírse en la Dalmacia costanera, en las islas, en Zagora Dálmata y en las regiones contiguas a Eslovenia. En ellas puede verse gran riqueza de entretenimiento armónico, pueden oírse hasta cinco voces con Ias partituras individuales muy decoradas de melismas, adquiriendo elementos de polifonia.

En cuanto a la finalidad y contenido, el folklore musical croata cuenta con canciones de muy variados tipos: las que acompañan las danzas, las faenas agrícolas, los rituales y rondas; las canciones nupciales y de cuna, las lamentaciones fúnebres, las canciones líricas, épicas, guerreras, religiosas, pastorales, humorísticas, romanzas y baladas.

Los relatos, canciones y danzas van acompañados por los instrumentos musicales típicos. Entre los más difundidos y característicos del melos folklórico croata están tambure o tamburice, una familia de instrumentos de cuerdas metálicas de origen oriental (persa). Se parecen a guitarras, tienen de 4 a 8 cuerdas y van en tamaño desde la diminuta bisernica a través de brač, šargija y bugarija hasta el profundo berde. Formando bandas (tamburaški zbor) los tambure acompañan a los cantos y las danzas. Otros dos instrumentos de cuerda típica son gusle y lijerica, característicos dentro del área etnográfica dinárica. Una especie de violas primitivas, el primero, gusle (de una o dos cuerdas de crin de caballo) se usa para acompañar los cantos épicos populares mientras que lijerica (de tres cuerdas y en forma de una pera) es característica en los alrededores de Dubrovnik. Entre los instrumentos de viento ocupa el primer lugar muy popularizada, la pastoral frula o dvojnice, una especie de flauta. Otros instrumentos de viento, tales como Balde o dude en Eslavonia, sopile o roženice en Istria y zurla en Bosnia son variaciones de la cornamusa con fuelle de piel o especies de oboe de agudo sonido.

Conjunto de Tamburitzas:

Klapas de Dalmacia:

Conjuntos de Mandolina en Dalmacia:

Sevdalinkas de Bosnia:

Kanat tradicional de Istria:

Ganga tradicional de Dalmatinska Zagora:

Conjunto tradicional de Hrvatsko Zagorje:

Danzas folklóricas

Son muchas y variadas las danzas folklóricas croatas. Algunas de ellas aún conservan antiguos elementos rituales, pero la mayoría se bailan actualmente en ocasión de reuniones y fiestas populares. Por lo general tienen en común la forma circular abierta o cerrada (kolo), pero difieren en el orden y número de participantes, en estilo, pasos y figuras. Van compañadas de instrumentos musicales típicos (tambure, gajde, frula, šargije, lijerica, etc.), de canciones de amor, baladas y hasta canciones épicas (Novi Vinodol). Existen, sin embargo, las llamadas danzas mudas (nimo kolo) de Bosnia, sin acompañamiento o solamente cantadas (Vrličko kolo). Pueden ser únicamente para mujeres o jóvenes (žensko, djevojačko kolo), para hombres o muchachos (muško, momačko kolo), o también mixtas. Según las localidades, paso y figuras llevan nombres tales como: balun (Istria), poskočica-kolo (Herzegovina), tanac (Islas de Krk , Rab y Pag), đikac, linđo (Herzegovina), tančec (Alta Posavina), Slavonsko kolo (Eslavonia), dučec (Zagorje), mista (Slavonija), dorat, ranče (Baranja), bunjevačko kolo (Subotica-Sombor), bosansko kolo (Bosnia), drmeš (Alta Croacia), etc. Mientras el drmeš está lleno de ritmos casi irracionales, en el bunjevačko kolo las mujeres remolinean en su sitio mientras que los hombres, con botas provistas de cascabeles, improvisan pasos decorativos entrechocando los pies. En el Zagorje Dálmata, las mujeres bailan kolo cuyo ritmo es marcado únicamente por el tableteo de las piezas y joyas que recubren totalmente sus vestidos.

Danzas de Prigorje

Danzas Antiguas de la ciudad de Kaštela, Dalmacia

Kolo de Vrlika, Dalmatinska Zagora

Danzas de Posavina

Danza Linđo, de Župa Dubrovačka, Sur de Dalmacia

Reconocimiento de la independencia de Croacia en Magallanes

Por Mateo Martinić Beroš

Los acontecimientos que comenzaron a darse en la antigua Yugoslavia tras la muerte del Mariscal Tito y la mayor información que pasó a tenerse en Magallanes respecto de la realidad y situación de Croacia en la federación, fueron predisponiendo los ánimos de cuantos -ya debidamente enterados de lo acontecido entre 1918 y 1990- estuvieron decididos a darle su respaldo al legitimo anhelo de la nación croata por un cambio justiciero en el curso de su historia y destino.
Fue así como en Punta Arenas al amparo de la antigua Sociedad Dálmata de Socorros Mutuos, en agosto de 1991 su directorio se auto constituyó en un comité ad hoc para apoyar el movimiento de la independencia croata.
Se buscaba generar un movimiento de opinión destinado a ilustrar a cuantos, dentro de la comunidad formada por los emigrantes croatas y sus descendientes chilenos ignoraban o se encontraban insuficientes, o equivocadamente informados acerca de los fundamentos históricos y jurídicos que sustentaban las aspiraciones nacionales croatas para permitir, por consecuencia, la comprensión correcta de los acontecimientos que a la sazón se vivían en la antigua Yugoslavia. De esa manera se quería expresar el compromiso con la independencia de Croacia y brindar a su sufrido pueblo la adhesión y la solidaridad para ayudarle a sobrellevar los agobios de aquellos momentos trascendentes y mirar con esperanza la pronta realización de Sus aspiraciones por un destino mejor y más justo’.
De tal modo, con fecha 9 de agosto de 1991 se dio a conocer la siguiente declaración pública que fue divulgada por todos los medios de prensa de Punta Arenas:

LA SOCIEDAD DÁLMATA DE SOCORROS MUTUOS” de Punta Arenas, consciente “de su primacía histórica entre las organizaciones creadas por los emigrantes croatas en Magallanes y reivindicando asimismo su permanente identificación con los sentimientos y valores del croatismo pone en conocimiento de la opinión pública lo siguiente:

  • 1 Su congoja por los acontecimientos dolorosos que se vienen sucediendo en Croacia y que tienen su origen en la agresión reiterada del gobierno federal y el ejercito yugoslavo como expresiones inequívocas del totalitarismo y hegemonismo serbios”.
  • 2 Su anhelo de que la situación pueda encontrar una pronta solución pacifica, en términos políticos que satisfagan los intereses y aspiraciones de los pueblos que integran la federación yugoslava”.
  • 3 Sin embargo de lo anterior, expresa su reconocimiento y su adhesión al legitimo derecho del pueblo croata a su libre determinación y, por consecuencia, su respaldo a las acciones soberana y democráticamente adoptadas por sus ciudadanos, el parlamento y el gobierno de la República de Croacia para asegurar un futuro de tranquilidad y desarrollo a esa noble y antigua nación occidental y cristiana.”

Siguió a ello una activa campaña de propaganda por todos los medios de prensa, así como al interior de las instituciones de la colectividad croata y que contribuyó paulatinamente a predisponer el ánimo favorable de la comunidad por las aspiraciones croatas.

En setiembre de 1991 el diario La Prensa Austral de Punta Arenas publicaba una nueva declaración suscrita por dos centenares de personas, todos descendientes de croatas, en su mayoría profesionales universitarios, técnicos, empresarios e intelectuales, que en lo medular expresaba: “El Movimiento Croata de Magallanes solidariza con el pueblo croata en su decisión de autodeterminación y reconoce firmemente su derecho a la creación de la República de Croacia, soberana e independiente. Rechaza enérgicamente la violencia ciega y bárbara con que se la está presionando y que obedece a un plan cuidadosamente trazado y dirigido por el hegemonismo de la dirigencia Serbia”.

“Felicitamos a los parlamentarios de la Camara de Diputados por su resolución unánime de apoyo a las repúblicas de Croacia y Eslovenia.”

Posteriormente entre otras varias acciones cabe destacar la publicación del número 3 (1992) de la revista Useljavanje u Magallanesu (Emigración Croata en Magallanes), con abundantísima información de carácter histórico y actual sobre las materias, que tuvo amplia circulación dentro y fuera de la colectividad croata en Magallanes.
Interesa transcribir el editorial de este número especial que lleva por título “La eclosión del sentimiento croata”:
“Los acontecimientos de signo opuesto que desde hace algunos meses se vienen sucediendo en Yugoslavia, de modo principal en Croacia, han concitado y concitan el interés de la opinión mundial, haciendo despertar sentimientos variados por lo común favorables para con esta antigua y noble nación occidental y cristiana que ha decidido proclamar y hacer realidad su independencia nacional, cansada de soportar una situación de avasallamiento, injusticia y opresión que se prolonga por más de siete décadas“.

Así, por una parte, los espíritus libres han seguido con complacencia las sucesivas etapas y decisiones que han dado forma a la recuperación progresiva de la autonomía por la vía de la restauración de las libertades públicas y los derechos individuales, la afirmación vigorosa de la tradición histórica y de las expresiones culturales y el consiguiente pronunciamiento democrático abrumador por parte del pueblo croata en el ejercicio legitimo de su autodeterminación camino de la independencia plena de Croacia y su constitución como un estado soberano.
“Por otra parte, se ha visto y seguido con doloroso estupor la brutalidad e impudicia del atropello de las fuerzas que expresan de manera inocultable el propósito hegemónico de Serbia, a través de la intervención militar del denominado “Ejército Federal Yugoslavo” y de las acciones terroristas de los chetniks, todo ello en un afán por sofocar los anhelos de libertad, dignidad e independencia de la nación croata.

”Ante esta situación, en la mayoría de los croatas originarios que aún viven en Magallanes (como en el resto de Chile y en otros partes de América y el mundo), y de sus descendientes han revivido con inusitado vigor los sentimientos de hondo afecto por la patria de los antepasados, y de admiración ante los valerosos esfuerzos que se realizan para restaurar en plenitud el antiguo estado nacional de Croacia e incorporarlo al concierto de las naciones libres y civilizadas.

“Pero no bastan esos sentimientos de simpatía afecto y admiración. Es necesario además, impulsar un movimiento de opinión destinado a ilustrar a cuantos ignoran o se encuentran insuficiente o equivocadamente informados acerca de los fundamentos históricos y jurídicos que sustentan las aspiraciones nacionales croatas, para permitir, por consecuencia, la comprensión correcta de los acontecimientos actuales. De esta manera, también podremos expresar nuestro compromiso con la independencia de Croacia y brindar a su sufrido pueblo nuestra adhesión y solidaridad para ayudarle a sobrellevar sus agobios del presente y mirar con esperanza la pronta realización de sus anhelos por un destino mejor y más justo.

“Una forma concreta de hacer pública y permanente estos sentimientos ha de ser la de conseguir que las organizaciones creadas por los antiguos emigrantes retornen a sus denominaciones croatas originales, relegándose al oprobioso olvido el ilegitimo gentilicio yugoslavo, símbolo de opresión e injusticia, que en equivocada decisión pasara a re denominarlas después de 1918.

”BOG I HRVATI! – ¡DIOS Y LOS CROATAS ! “

De tal modo la descendencia chileno-croata hizo al fin un sustancial y determinante aporte cultural y propagandístico en pro del conocimiento de la realidad histórica de Croacia y de los derechos que de la misma derivan y que justifican la autodeterminación de su pueblo y finalmente la obtención de la anhelada independencia y el reconocimiento internacional. En el ámbito local magallánico, la errada determinación que en su hora adoptara la dirigencia intelectual de la generación emigrante fue rectificada definitivamente por la decisión de la descendencia chilena.